🤯 ¡No vas a creer lo que reemplazó al cigarrillo en las escuelas! 🎰 ¿Fin de una era? 👴

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Ella tiene los pies salidos de las sábanas, los míos también. Los dedos apuntan hacia el techo de la habitación. Acompañan la imagen de la cotidianidad de un noviazgo tranquilo unos buenos mates amargos que viajan de mi mano a la de ella. Le pregunto cómo le está yendo en la nueva escuela nocturna donde ha tomado algunas horas. Ella es docente de biología. En medio de la charla, me suelta una frase que me deja perplejo: “En los baños de la secundaria ya no se fuma más, quedás como un loquito, amor”, me dice.

Me siento viejo. Tengo cuarenta y dos. Boca ya no clasifica a la Copa Libertadores y en los baños de las escuelas secundarias ya no se fuma. El mundo cambia, no sé si para bien o para mal, pero cambia. Igual, como buen negador que soy, no me quedo tranquilo con el dato que me da ella. Le retruco y me dice: “Bueno, bueno, averiguá y vas a ver”.

Hago una encuesta en Instagram. Publico una foto de “La Pecera”, la escuela secundaria a la que fui, la Raúl Scalabrini Ortiz Nº 109. Obvio, hermano, que un revisionista histórico como yo no iría a otra escuela que no se llamara de otro modo. Y pregunto: “¿Se fuma en los baños de las escuelas secundarias en 2025?”. La encuesta arroja un 82% de “sí” frente a un 16% de “no”. No es un dato del que se pueda confiar. Votaron solo 30 personas de las 222 que vieron la historia. Y los docentes que participaron no eran suficientes.

Me llega un mensaje de alguien que me cuenta que la problemática actual no es el cigarrillo en los baños durante el recreo, sino el juego online de los chicos desde las aulas. Y esto me da pie para ensayar:

Lo que yo recordaba de fumar en el baño de una escuela secundaria era la complicidad que te daba hacer ese acto, digamos que revolucionario. A veces hasta se sumaba el preceptor a la ronda de cigarrillos. Y acá quería llegar. No sé en qué libro, ya estoy viejo y se me olvidan los datos, pero tengo la imagen, y en eso sí creo, de haber leído que Montoneros había empezado en los baños del Nacional Buenos Aires adoctrinados por un celador marxista y más que seguro estarían fumando.

Cuando yo iba a la secundaria a fines de los dos mil, ni se hablaba de política. El tema principal era la música y quizás alguna que otra anécdota relacionada con el despertar sexual. Pero me acuerdo de haber intercambiado discos de Catupecu Machu cuando todavía no era una banda muy conocida. Más allá de eso, al punto al que quiero llegar es al ámbito colectivo que se daba en esos pequeños actos prohibidos dentro del marco de una institución estatal como la escuela pública. Y la adrenalina que te daba que te descubrieran y te pusieran amonestaciones, otra palabrita que delata mi vejez.

Entonces, si ahora los chicos no fuman más en los baños y cambiaron ese acto colectivo por el individualismo del juego online en el celular, entiendo que estamos en un problema. Y entiendo cada vez más la penetración neoliberal, hasta en sus actos más nimios.

Marcelo Gullo, historiador y pensador rosarino (lo descubrí hace poco gracias al canal de YouTube Cabaret Voltaire), dijo en uno de los programas:

“Juntarse a tomar un helado con alguien, compartir un asado con amigos, hoy en día es un acto revolucionario por el poder que tiene la individualidad balcanizante impuesta por el imperialismo inglés con su nuevo actor de las relaciones internacionales, que es la oligarquía financiera mundial. Que tiene dos ideologías de subordinación: liberalismo y progresismo, y hace jugar a los pueblos de la sartén a la olla, de uno a otro, donde está el Sr. Lula antes estaba el Sr. Bolsonaro, después vuelve de nuevo Lula y después de vuelta Bolsonaro, y así, los pueblos, de la sartén a la olla, nunca dejan de ser fideos, siempre se lo terminan cocinando”.

Más allá del poder metafórico muy ocurrente y gracioso que siempre tuvo el revisionismo histórico en sus grandes pensadores nacionales, estamos hablando de cosas serias. Falopa dura el revisionismo histórico que me apasiona desde hace ya varios años.

Con los partes médicos diarios pendientes del Papa Francisco y esta vuelta medio táctica del peronismo a Dios, patria y familia, que de a poco parece asomar en la sociedad argentina, me meto en un lío bárbaro, que igual me voy a meter, miren que no, con lo de la Leyenda Negra, donde voy a tener tela para cortar para rato.

La Leyenda Negra es una interpretación histórica que se centra en los aspectos más oscuros y negativos del Imperio Español, especialmente durante los siglos XVI y XVII. Esta visión, promovida principalmente por los rivales de España, o sea, el imperialismo inglés, exageró las atrocidades y defectos de la Corona Española, tanto en Europa como en América para balcanizar y así dominar a sus pueblos.

Lo que dice Marcelo Gullo es que España no nos conquistó, sino que nos liberó. Es un tema con el que después me quiero meter a fondo. Desde la famosa bandera flameante del siglo XIX con la que luchaba Facundo Quiroga, que decía “Religión o muerte”, hasta los chicos de hoy en día, casi subordinados al imperio financiero internacional, jugando con el celular a las apuestas online, todo bajo el mismo territorio nacional argentino.

Ayer, a caballo y con facones, luchando contra el libre comercio, hoy, con baterías de litio, financiamos fácilmente al imperialismo anglosajón sin guerrear. Así estamos.

Hasta acá estuvo revisionista

nos vimos el próximo miercoles.