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A veces me da pena vivir. Otras no. Así es la vida y así no es. Adelante del día me pongo a escribir. Ahora que tengo un sitio puedo. Del día ponerme al día con la lengua a escribir. Hay un asiento en donde puedo sentarme a escribir. Un sitio en el que estoy sitiado para sentarme a escribir.
Cuando era más chico mi maestro me decía que no daba hacer eso, de escribir sobre escribir en el mismo texto, que era quemeitor. Pero ahora leo a otro maestro que lo hace, así que lo hago, total ahora soy más grande y ya no le hago tanto caso a lo que decían los maestros de antes. No respeto más a nadie o les copio a todos. Me da igual.
Escribir para mí es como masticar unas cuantas gomitas frutales que sacian la dopamina de mi alma Mogul. No es algo privado ni ganó un mango. No me da ningún rédito económico al contrario. Solo me da felicidad personal y a veces a otros también. Quizás sea entonces una vocación de servicio mientras alimento un yo desnutrido.
La silla es un objeto incómodo si no me siento a escribir. No me gusta. Puedo escribir mientras camino también.
Ahora que escribo en el celu. Mi escritura cambió, puedo escribir acostado, sentado o en su defecto caminando. Antes solo podía hacerlo sentado.
La cama sirve para cuando el amor no está. Es un espacio más grande. También sirve para cuando un nuevo amor llega. Eso diría un psicólogo. Como que muestran el lado B de lo oscuro que estás pudiendo ver. Montalbetti dice que escribimos porque no podemos ver.
Un espacio que depende mucho del estado de ánimo por el que estás pasando. El ánimo depende mucho de tener la capacidad de poder ver. Que las cosas tienen cosas enfrentadas en ambos lados. Nada es de un solo lado. Yo no veo nada por eso escribo.
¿Qué es la cosa? ¿Qué quiero decir cuando digo la palabra cosa? Cosa ociosa montada en paja en la mañana brillante.
Cuando empecé a escribir la cabeza me dio vueltas. No me dio cosa que la cabeza me empezara a dar vueltas. Empecé a notar cosas nuevas en el mundo. No me dio cosa ver cosas nuevas. Detalles que me hicieron moverme con más felicidad por el mundo. Bah, no sé si por el mundo, por mi ciudad más que nada. Ya que no me gusta moverme mucho.
Las calles empezaron a ser distintas en mi mente cuando comencé a escribir. Todo fue distinto a partir de ese momento.
Ya nada fue lo mismo a pesar de que todo era siempre lo mismo, nada lo fue, a raíz de eso. A por todo a pesar de que ni siquiera era lo mismo. A por todo.
Lejos de mí decirles, me rompe la cabeza el lenguaje de esa construcción de como se llama la obra completa de Montalbetti.
Me fascina esa frase, Lejos de mí decirles. Soy muy comunicativo cuando estoy muy emocionado. Como que quizás me voy lejos de mí mismo decirles, así le digo, les diría, que decirles.
Una vez le dije a alguien hagámonos transferencias bancarias todo el día, hasta que nos salte un error. Me pareció ingenioso y después metí ese verso en un poema. Me gusta el dinero para pasarse de un lado a otro. El dinero en dígitos pasa de un alias a otro. De un alias a otro los dígitos numéricos del dinero que pasan.
El dinero me aburre. Yo no sé por qué las ideologías le dan tanta importancia. Es más complejo ser feliz qué buscar que no nos falte nunca conseguir dinero. Todo lo contrario pero al revés. La felicidad es tener dinero. La felicidad es no tener dinero.
Lo que nunca quiero perder de vista es que la tecnología es sólo un medio no es un objetivo. Los hábitos materialistas de la actualidad solo desarrollan placeres egoístas. No paro de bajarme de la torre de estar solo confortable propiamente de lo subjetivo y tangible. Me bajo de ahí y camino para otro lado, donde encuentro el amor, la bondad, la empatía y el altruismo. Lo que verdaderamente nos hace felices como seres humanos.
Si solo me concentro en lo íntimamente privado me olvido paradójicamente de quién soy. El Estado me hizo ser quién soy. Lo privado es importante. Cómo no va a ser importante ganar dinero. Pero la felicidad de estar en paz con uno mismo y así vivir tranquilo en una sociedad, es un bien que no lo fabrica ninguna entidad privada. En ese estado estoy como soltándome de la manos invisibles del mercado, o al menos intento.
Miro por el celular el sí afirmativo de Villarruel. Sale la ley de bases. Me pongo re mil empedo. Estoy con Lucho. Compré un libro en ML totalmente escabio.
Los hombres huecos, Eliot (1929). Solo tengo poemas en la cabeza.
¿Mi mamá es más cool que yo? Hace una década vive sola. Desde que se murió papá no amó nunca más a nadie. No se desespera por el amor. Le copa Elon Musk y votó a Milei. Tiene esperanza, mira Youtube y quiere aprender cosas nuevas.
Está mucho mejor y es feliz con sus gatos. Tiene un montón. No necesita a nadie. Votó al presidente. Nunca la veo triste. Es una mujer fuerte. Mide uno cincuenta y es deslumbrante. Yo acá pongo que votó a Milei para bardearla, pero ella cree ¿Es más cool que yo? Tiene una vitalidad increíble ¿Ella es más cool que yo?¿Yo me quedé con la idea vieja en la cabeza del estado de bienestar y del amor en pareja?
¿Mi mamá es más cool que yo?
Mis amigos van a decir que soy libertario. Nunca escribiré para quedar bien con alguien. Siempre voy a animarme a escribir todo lo contrario de lo que pienso y piensan los demás. Lo ocurrente me divierte. La normalidad me aburre. Escribir durmiendo. Chau sistema.
Creo que hasta acá estuvo bien
nos vimos el próximo miércoles.