A Laura
En aquella época yo estaba buscando mi camino, lo que equivale a usar la expresión tan trillada: “me estaba buscando”. Pasó al revés. La primera vez que vi 107 Faunos en Santa Fe -en Agosto del 2019- no conocía ninguno de sus hits dorados, apenas reconocía algún estribillo y melodía de su último disco hasta esa fecha, el grandioso Madura el dulce fruto (2018). Promediando el recital, el cantante no recuerda los acordes de una de las canciones del álbum nombrado, y desde mi lugar -frente al escenario, en el medio- le grito “Sol”, entonces Gato (letrista, guitarrista, una de las cuatro voces y fundador de la banda) se descuelga su guitarra y me la entrega con absoluta confianza y arrancamos a tocar “El óxido sonoro”. En ese momento fue de igual a igual, avanzada la noche hasta ese punto la banda y yo compartimos un nivel de alcohol similar, lo que llevó a Gato -y a la banda- a no preocuparse porque un extraño se suba al escenario. Considerando la situación, toqué la canción más que decentemente. En ese momento se produjo una revelación determinante para el resto de mi vida: el camino de lo espontáneo es más divertido y aventuroso que la senda segura, algo así como lo que dice Robert Frost en su memorable poema El camino no tomado, “Dos caminos se abrían en un bosque, elegí…, elegí el menos transitado, y eso hizo toda la diferencia”.
Quizás no haya sido una reflexión tan inmediata, pero si se manifestó posteriormente con una influencia fundamental en mi desarrollo personal, ya que el universo que retoma y propone 107 Faunos pronto me llevaría hacia lecturas y recomendaciones varias que me acercarían teorías disparatadas y a tonterías hermosas, a otros lunáticos de este mundo (Guided By Voices, Perdedores Pop, Victoria Mil). Esa noche terminó con una promesa de amistad, ya que gracias a la fecha conocí al organizador de aquella movida -Lalo-, con quien el año pasado trajimos a la banda a tocar en un centro cultural de la ciudad. Esa es otra historia, tan importante como la de aquella jornada y los días siguientes. Aquí me limito a pensar que la propuesta de los Faunos trasciende la música entendida solo como la mera ejecución de un par de instrumentos, más bien se trata de otro tipo de experiencia estética, sensorial y emotiva, una búsqueda artística que abraza la belleza de lo dramático, lo espontáneo y lo caótico, y lo transmite con la poesía más directa en la conquista de los corazones. Sus canciones son celebradas a los gritos, con alegría y juventud, y entre estribillos con los 100 desconocidos que compartimos la misma efervescencia. Es algo que sucede muy poco en un mundo tan regulado por lo cómodo y seguro, pero cuando ocurre hay que festejarlo con la misma intensidad con la que se ama.
*Santiago Candiotti vive en Santa Fe. Músico y gran animador de pistas y recitales, comparte sus textos en el blog perdidadelarisa.blogspot.com Publicó hace poco el libro El Rodeo.