Así es el mundo de ahora después de que Maradona se murió

Vengan a reunirse gente/donde quiera que estén/ y admitan que las aguas/ alrededor suyo han crecido/ y acepten que pronto/ serán empapados hasta los huesos/ si su tiempo para ustedes/ vale la pena ser salvado/ entonces mejor comiencen a nadar/ o se hundirán como una piedra/ porque los tiempos están cambiando (The time they are a-changin’; Bob Dylan)

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El tema me moviliza. Son las dos y veinte de la madrugada del domingo. No paré de pensar en todas las posibles variables desde que explotó el escándalo. Entro a X, salgo de X, voy a IG, me muevo de historia en historia en la era de la historia. Pienso que no pudo estar más equivocado Fukuyama cuando dijo el fin de la historia allá por los noventa. Hace poco volvió a escribir algo, lo leí hace poco, pero no dijo nada interesante o más de lo mismo, perdió la magia Fuku o es que la magia en el lenguaje solo se da pocas veces, porque digámoslo de una vez y para siempre, ni ideas ni cosas (fit William Carlos Williams) solo existe lenguaje.

Sigo el tema que me moviliza. Discuto con amigos por WhatsApps del tema. Siento que no puedo decir lo que quiero decir porque hiero susceptibilidades. Soy duro cuando opino, me impongo, creo que tengo la razón, soy un estúpido, pero también hace más de veinte años que no paro de vivir de las sentencias. Yo poeta, yo argentino.

El tema del que todos hablan, así que no lo voy a nombrar al tema, digo. Como lo hizo el analista que vengo leyendo desde que arrancó el veinticinco, Tinturelli Fontevecchia, que se hizo bien el pelotudo o ¿es bicho? y ni siquiera toca el tema del momento en su columna dominguera que subió exactamente a su sitio el catorce de febrero a las once y media de la noche. El tema del momento del mundo, porque ni siquiera es argentino ya el problema, ya estaba que explotaba cuando Fontevecchia decidió en su columna no hablar del tema. Sigamos. El tema del momento del mundo, entonces.

Hace unos días, antes del tema del momento del mundo, le mando un mensaje a un amigo, con el que sí comparto ideas y puedo divertirme, onda no ser tan aburridamente serio, diciéndole que son buenos estos hijos de putas con el jugueteo del lenguaje y le pego en el mensaje un link de lo de María Becerra y BCRA. Mi amigo me contesta que con el lenguaje se ganan guerras.

El posteo de X la tarde del día de los enamorados. El hit del momento que marca la agenda mundial, puso en marcha a todos los community managers, ese nuevo pseudotrabajo no sindicalizado onda Pedido Ya, a hacer videítos.

El hit mundial del famoso posteo de X puso a laburar a todo el mundo, de algún modo, pienso, también genera dinero esto, mueve el algoritmo, la economía motor mundial funciona. Da de comer a la gente. Aunque de a migajas.

Una tiktoker financiera le habla a su propia pantalla iluminada por un aro de led, cita lo que escribió un editorialista que cobra cuatrocientos cuarenta y seis mil pesos de básico (según SiPreBa 2025); mientras prepara unos mates en la cocina. Su video se viraliza y pide delivery. Una parte de la economía comenzó a funcionar así, pero el peronismo no lo entiende, aferrado a ideas del pasado. No captan los cambios de forma, y ese es el problema.

A mí también me jode que haya cambiado, pero es así, o te adaptás o ves pasar el caballo de la era por delante de tus ojos sin poder montarlo. Todo lo contrario a lo que hizo Perón cuando logró un movimiento tremendamente contemporáneo para la época. Y supo cabalgar la era mientras estuvo vivo como un hombre del futuro.

Pero a mis amigos no les puedo decir estas cosas que mi cabecita piensa. Porque mis amigos me van a tomar por insensible y cómplice de la idiosincrasia del famoso posteo no hackeo del Valentine’s Day, pero no me aguanto y algo voy tirando, pero me peleo y la paso mal. Me quedo como culpable ¿Y si yo también cambié? ¿Necesito una sesión inmediata con mi psiqui? Pero ando tan bien que me faltan casi tres semanas, me la tendré que arreglar solo, digo, con mi psiqui.

Soy un negador nato. Mi primera reacción ante lo sucedido es siempre la palabra NO. Duda. Si todos opinan igual, algo no anda bien. El pueblo también cambió, ya no es la masa. La masa ahora es el wokismo, el pueblo se volvió vanguardia. Lo subestimaron tanto que creció en inteligencia. La masa entra en el molde de la forma que deja el espacio del bowl, o sea el wok. Son buenos estos hijos de puta con el lenguaje.

El pueblo vanguardista anda libre y suelto, ya no tiene en la cabeza tanta información, disfruta la vida de otra manera. A la antigua chusmea desde una reposera la historia del vecino y después va y se sienta en la costanera, de frente al río Paraná debajo de un árbol a tomar mate y fresquiar. El neoliberalismo postfascista no le llega demasiado o si le llega, él lo combate con el traje puesto del arquetipo junguiano del guerrero combinado con el del mago. El guerrero representa la fuerza, la presencia y la aceptación ante el dolor, mientras que el mago simboliza el amor y el perdón, facilitando la sanación personal.

La economía manda, pa. Eso lo sabe hasta Marx, perro. Con los únicos que puedo hablar es con mis compas del trabajo que son la vanguardia. Alan me dice cuando le cuento lo del famoso posteo, «Pero Juli, en el mundo de las acciones eso pasó toda la vida» Alan no leyó ningún libro en su vida y es más peronista de lo que yo voy a ser en toda mi vida. Sin saber absolutamente nada del posteo, que más o menos le explico al voleo, la vanguardia es así, Alan me hace pensar lo mismo que el gran Martín Rodríguez, muchas veces.

Sigo, una idea, una sentencia: La economía manda pase lo que pase, la economía manda. Y cuando en Argentina usamos la palabra economía no estamos hablando propiamente de la economía y todas sus múltiples probables probabilidades, sino lisa y llanamente de inflación. Si el maple de huevos viene saliendo desde hace ya seis meses alrededor de cuatro lucas y media, listo amigo, cambio el auto o me meto a amarrocar en un plan de ahorro de algún cuatro ruedas, así de locos estamos los argentinos.

Así de fácil la tiene cualquier primer mandatario que se siente hoy en el sillón de Rivadavia. Esto explica por qué hasta hace un par de años atrás era un loquito despeinado que aparecía en el primetime del canal más bizarro del cable más rancio del país abriéndose paso gritando barbaridades y hoy ese mismo individuo le hace postear al presidente de los EEUU esto:

Esto explica por qué a pesar de todas las que se mande el katrasca va a continuar. Porque el chabón en pocos meses viene haciendo lo una vez dijo Néstor Kirchner “no se metan ni con los dólares ni con la clase media”. Repito mientras no haya inflación, dale, perro. Y encima tiene cinco y clonados y uno medio endiosado.

El límite que tiene el primer ministros es que los empresarios le suelten la mano. Y se armé un corrida cambiaría. Pero como me dice Alan, «los empresarios parece que a éste lo respetan». Se me ocurren mil pensamientos pero mejor la dejó acá. Mis amigos no me van a invitar más a salir a ver una movida a la vieja usina.

Así es el mundo de ahora después de que Maradona se murió. Si hasta el tibio de Scaloni sacó campeón del mundo a la selección sentándose de cola en los papeles de la historia del fútbol nacional, quemando manuales bilardistas y menottistas.

Subestímame y verás cómo triunfaré, nuevo pasaje del testamento new age-tecnócrata. Hay un cuento espectacular de la escritora norteamericana Flannery O’Connor que recomiendo mucho leer, que se titula Los lisiados serán los primeros, hoy tranquilamente se podría traducir como Los bulineados serán los primeros. Por eso los streamers de cuerpos mesomorfos hoy en día tienen más levante que Vicuña.

Pero volvamos al tema caliente del momento del mundo que se hizo re chico. Y acá viene la parte más polémica de mi pensamiento. La que me tuvo días pensando si dejarla o no. Estoy enojado más con el peronismo que corre detrás de la zanahoria que no puede comer, entonces sigamos. El primer mandatario de una nación X estafa. ¿A quiénes estafa? ¿A mi vieja que lo votó? Que ni siquiera tiene o sabe lo que es MP y que cuando le digo Alias no entiende de qué le hablo. Mi vieja que entró en la categoría de sabiduría como el sticker ese que dice, hay que estar tranquilo no hay que volverse tan loco ¿Héroe o villano? Porque si vamos a levantar la bandera por el streamer norteamericano Ape vestido con un short Inaka Power todo trabado que perdió una casa en diez minutos, estamos fritos, muchaches.

Si salto voy a saltar por Franu, mi compa del trabajo que con sus amigos pasan la noche ruleteando tres millones de pesos los sábados por Discord en el barrio Paraná X. Pero le mando un mensaje y le digo: «Decime que no compraste las meme coin $Libra». «Naaaa Juli», me responde, «estoy en Brasil con la familia de mi novia. Si veo algo de Bape te llevo, brother», me dice.

Con esto quiero decir que lo peor del primer mandatario del país no es la estafa en sí. Todos los políticos chorearon, chorean y chorearán. Lo más perjudicial es que baje la línea desde arriba para transformarnos a todos en unos ludópatas. Si la dictadura militar torturó, violó, secuestró y robó identidades desde el aparato del Estado. Este nuevo avance postfascista neoliberal, que no es nuevo sino que se viene imponiendo desde Martínez de Hoz para acá y que tuvo la genética con la campaña al desierto de Roca en el siglo diecinueve, usa el aparato del Estado como garante de sus apuestas financieras. Eso es lo que más me preocupa del tema del momento mundial.

Pero debo confesar que estoy confundido. Que no sé que pensar. Un poco partido y roto, quizás hasta mutilado. A mí también me marea la coyuntura. Pero eso no me lleva a una inactividad melancólica y frustrante, sino que es una puerta que se abre para poder atravesarla, o sea una oportunidad. Yo también me volví un poco guerrero y mago como bien lo definió Carl Jung con los arquetipos universales. En criollo: soldado que huye sirve para otra batalla.

Vengan acá, escritores y críticos que profetizan con sus plumas/ y mantengan los ojos bien abiertos/ las oportunidades no vendrán otra vez/ y no hablen demasiado pronto porque la rueda sigue girando/ y no hay forma de saber a quién está nombrando porque el perdedor de ahora será el ganador más tarde/porque los tiempos están cambiando The times they are a-changing’ Bob Dylan

Contra eso hay que seguir luchando.

Creo que hasta acá estuvo ponzi

nos vimos el miércoles que viene