Del cuaderno Sentir

1- La entera mitad es un cuerpo de trabajo completo, que sin embargo trabaja con su otra mitad ausente, ya que las distintas partes que lo componen fueron creadas en conjunto y luego separadas, quizás hasta siempre

Es preferible “hasta” en vez de “para” porque hasta da más la sensación de apertura, y si piensa en el tiempo jamás lo concibe como algo cerrado. Para suena a sentencia, y, al menos, durante el tiempo trans-currido estas piezas vivieron su plenitud; una dicha desplegada con fe y confianza, no solo en la otra mitad sino también en el amor, un amor ligado a la idea de tesoro preciado, de joya más valiosa y capaz. 

Un amor que se encuentra como fortaleza y se construye como una serie de dibujos cuya única pretensión era disfrutar del paso del tiempo en compañía. Una dicha continua, un goce total, que de todas maneras estaba lista para enfrentarse al vacío, al fantasma, a la separación si bien nunca con tanta entrega y conciencia; circuns-pecta. Aunque quizás hablar de tanto recato sea un error. La entera mitad se permite omitir el después. Que lo disfruten. 

2- Saludando fantasmas en la época de las muestras de arte contemporáneo saludando a los fantasmas en la época de las galerías de arte y los museos históricos reproduciendo obras de arte para volverse contemporáneos. Diciendo hola a los fantasmas de tu mamá mientras piensas en la época de la reproductibilidad exacta y virtuosa con pretensiones de aura increíblemente dudosas.

Los fantasmas se saludan en la época de la prolijidad extrema por miedo a fracasar en el arte. Y en la vida. 

Muchos fantasmas en la época de hacer obra para venderla en el mercado del arte contemporáneo y hablar de la copia como si no fueras bijouterie con aires de obra de arte que refleja prácticas ancestrales.

Todos actuamos. Todos vamos a la muestra. Todos hacemos la obra. Todos somos fantasmas y saludantes. 

3- La femineidad estridente se caracteriza por una delgada línea que separa a la fémina del travestismo y al masculus de su virilidad. Los colores y las texturas espumosas de los peinados nos invitan a pensar en las ma(n)chas, en lo liminal de una extrema extravagancia muy cerca dedar como resultado el ma(ma-rra)cho, pero en la mente de la fémina y el masculus el ideal es representar la belleza, acaso ¿su opuesto? quizás una forma de rebelión que ha caducado, se ha confundido en su llegada al mundo del dominio; una vez dominante toda rebelión se vuelve en su contra; tal es quizás, la mejor manera de estar en el mundo, una manera posible, la de no dominar y la belleza que brota del tan temido fracaso (frasco). Qué es fracasar sino intentar mantener la belleza a salvo.

Detrás de la pintura de los feos, los trazos manchados y la improlijidad lograda habita el encanto de lo que no se presenta como dominante. 

4- En el marco inaugural del primer encuentro “intensidad”, la vehemencia de los afectos un rayo de luz cae, derrama la fuerza una gran cantidad de sol que calída el comienzo del día desde las plantas hasta el piso de losa anidando en cálida entrada una pasión un corazón amoroso y paciente. Trémulas las hojas tiemblan y avanzan y esbozan una tímida defensa de la expresión de los sentimientos. 

Eje temático sentir, sentimientos, emociones, ser muy sensible, el mundo es de los apasionados, de los que se apasionan en la era tácita-tibia, tacita tibia de té negro, nunca podría describir el verdadero color del té negro en la taza una vez substraído, abducida la bolsita-saquito de té.

Es kamikaze sentir apoderarse de un sentimiento ser capaz de expresarlo. Sentir es una habilidad kamikaze. Te queremos para eso pero una vez agotado el recurso te dejaremos morir, morir por la patria ganar la guerra. Tu existencia nos ha hecho mejores gracias por haber existido. En mi anhelo tu corazón muerto aún respira, aún tiembla, aún vive tal así el corazón intenso la fuerza sigue latiendo bajo tierra, en el aire, en el viento, la lluvia y sobre todo si hay un sol que calída tu existencia. En la intensidad se cobija la belleza solo allí puede ser contenida.