El bostezo de una mosca

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Hace frío todo el día. Del trabajo a la casa y de la casa al trabajo como en el primer peronismo. El crédito argentino tose en el invierno que hiere.

Las empresas son importantes porque ahí están los trabajadores, decía Perón. Pero ahora gobierna Milei que fue aplaudido por un estadio entero en España mientras en misiones hasta los policías se paran de mano por un sueldo miserable.

Las inversiones tardan más en llegar casi como la esperanza de que esta visión de país en materia económica demuestre un desenlace favorable. Hay más castillos de naipes en el aire que razón posible de armar una casita que no la voltee el bostezo de una mosca.

Todos deseamos que al país le vaya bien pero nadie confía aún en la firme pasarela por la que desfila este modelo. La Argentina entera ajustada a un talle xs vomita el último atracón neoliberal.

El grueso del desembolso duro de la cosecha todavía no sale de la silobolsa inflada de dólares que el campo tiene que aportar. Nadie pone un mango para la vaquita para ir a comprar más. El colchón que necesita una sociedad que desea acostarse a descansar, después de tanta pesadilla de aumentos.

El papadas festeja como un gol el 8.8 mensual de inflación, en un país con el precio del papel higiénico más caro del mundo.

La revolución no será streameada, ni vendrá del sector urbanístico de las cacerolas, como en 2001 ¿Será que se moverá el piso social si el movimiento comienza desde las crueles provincias más alejadas de la región centro?

¿Cuánto tardará ese ruido en escucharse?

Aunque lo deseemos con todo el corazón posible, no creo que suceda. Pienso que la realidad es muchísimo más compleja y sorpresiva de lo apresurado que puede llegar a pensar un conjunto de venas que bombea sangre a un músculo sano que necesita acción. Toda la gente de bien desea que caiga pero no la veo.

Una parte del pueblo, la más romántica, vive una especie de ruptura amorosa. Estamos viviendo un duelo. Estuvimos demasiado enamorados pero eso se terminó. Habrá que elegir entre quedarse a llorar encerrados y deprimidos o salir a un nuevo mundo, aunque no nos guste como es. Encima el chat del tinder de los políticos no responde las impulsivas demandas del pueblo romantizado con la izquierda.

Si aprueban la ley de bases, Milei se va a quedar mínimo una década. Semejante modificación estructural en la vida de todos nosotros, no la van a hacer por un solo mandato. El movimiento pendular por excelencia se va a empantanar como cuchara en dulce leche endurecido que quedó sin tapa en la heladera. La historia no se repite igual sino más rápido. Esto no es todavia el menemismo aunque se lo desee bastante. No es como en el 94’ con la reforma de la constitución en el litoral, que sirvió como motor para sostener la otra mitad restante del proceso de convertibilidad.

Esta bendita ley que cambiará por un largo tiempo la vida de todos daría la sensación de que es un estúpido capricho. No se apoya ni se sostiene en ninguna necesidad concreta, hasta daría la impresión que acelerar el proceso quizás resulte perjudicial en este contexto. Pero tienen una fe ciega en que va a funcionar. Y que todos vamos a estar mejor que antes, que se pudra todo entonces.

Me hubiera gustado que fuera de otra manera. Pero el pueblo eligió esto, cada argentino que metió la boleta violeta sentenció, y levantó la voz que caiga el que tenga que caer, aunque sean ellos mismos los primeros. 

Al menos que no aprueben la ley de bases y el loco salga volando como Superhijitos y que desde los gobernadores salga alguien que quiera agarrar el fierro caliente de la nación. No le veo futuro a todo esto.

No creo que suceda, con toda sinceridad lo pienso, igual me puedo equivocar. Hasta se dice por lo bajo que desde el propio peronismo están contentos con gran parte del ajuste, porque no fueron justamente ellos, los que lo tuvieron que hacer a pesar de que era necesario.

Esto va para largo. Tiempos de desamor y ghosteo de un pueblo que prefirió sufrir el hambre a volver a enamorarse otra vez. El amor pasó y ahora vendrán momentos de ostracismo, errores y oscuridad. La gente, como en las relaciones, a través del voto se sacó un clavo con otro clavo. Y como dice Rolón cuando se actúa de esta manera, el orificio se torna increíblemente más enorme. Porque ningún amor es igual a otro. Y el odio no lleva a ningún lado.

Y ahora es lógico que seduce lo nuevo, lo que está por venir. La gente desea que el tiro que se pegó el diecinueve de noviembre le haya errado al propio pie. Porque necesita tener la razón. Pensar que no se equivocó, por eso también se banca semejante sopapeada de aumentos y mucha incertidumbre a la vista. Y bien sabemos que todos los males de este mundo se dan porque la mayoría de la gente cree tener la razón.

Vivimos en un país presidenciable. Milei arrastra todas las marcas y daría la sensación que siempre queda habilitado. Juega solo como loco malo. No hay ninguna Cristina del otro lado de la grieta, no hay tal cosa. No es Macri en ese sentido. Por ahora no se armó un figura fuerte que pueda enfrentarlo. Para eso hace falta tiempo y encima el pueblo que lo eligió todavía no parecería sentir el guachazo del accidente. Totalmente anestesiado se acuesta sobre la guardia del último hospital público del país, esperando ser atendido.

Inauguró un busto de Menem (manotazo al izquierdo) y se emocionó al nombrarlo. Hasta se animó a contar una anécdota donde el riojano le vaticinó al mejor estilo Parravicini su ascendencia al poder, diciéndole que él nunca se equivocaba.

Asi estamos acá en la querida patria donde las viejas canciones de Silvio Rodríguez quedaron archivadas en el placard con naftalina aunque los recitales eran gratis y nos vestíamos con un outfit fachero, los pibes aman al Duki cuando dice que tiene más plata que no sé qué. Como bien me dijo un amigo, es que nos volvimos viejos y ya no entendemos mucho como funciona la cosa. 

No va a ver Tucumán ni empanadas ni pacto de mayo.

El tiempo pasa nos vamos poniendo liberales en cada conversación ¿Quién va a parar la oreja a esa otra parte del pueblo y hacer una canción con su reclamo?¿El kuelgue? Si hasta el rock pasó de moda y todos piensan que está bien que haya sucedido. Si la rebeldía se volvió de derecha es porque no hay más rebeldía. Lo mismo ocurre con la libertad. Una cosa es que el mundo actual nos volvió un poco más pobres, otra cosa muy distinta es haber perdido sensibilidad para llevar una vida espiritualmente más agradable.

Y no hablo de la filosofía del pobrismo con que tanto se lo castiga y acusa al progresismo. El mundo se volvió demasiado técnico y para cualquier trabajo ya ni siquiera sirve un título de postgrado, los progres hicieron lo que pudieron para abrazar económicamente a trabajadores, que ya no tienen chance de ingresar en la famosa productividad como población activa. Lo que pasa que las modas nos ciegan y pasamos muy rápido a pensar a contramano de lo que veníamos pensando.

¿Qué hacer? no era así que se llamaba un libro de Lenin. No tengo la menor idea, es lo más sincero que puedo escribir. Si escribo es para seguir pensando y tratar de reflexionar a través del lenguaje, mi vida en la sociedad.

Buscar una solución y que la realidad no nos destruya del todo. Sé que hay que ser pillo e inteligentes. Quedarse parado un rato en la esquina y mirar desde lejos el movimiento de la época, para encontrar el momento justo para montarla y conducirla, así nos enseñó Perón que se hacía.

Creo que hasta acá estuvo bien

nos vimos el próximo miércoles.