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El corazón del cine

La vida es increíble cuando todo empieza a conectarse. Es algo efímero y por eso la sensación de felicidad es difícil de transmitir. Una gran idea sobre una película, un comentario lúcido que te despeja el camino para avanzar en alguna, la euforia de estar en el momento que no se va a repetir nunca más, la emoción de escuchar un “vamos a hacer algo juntos”, la sonrisa que provoca un gesto lindo con otra persona, un poema, una discusión, una canción, un chiste, una mirada, la lluvia, unas latas de cerveza, una película que te deja roto. De todas estas cosas y sensaciones estuvo hecho el Festival Internacional de Cine de Entre Ríos durante estos cuatro días y que intento escribir acá.

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“Paciencia, abandono, suerte y disponibilidad”. Eso se necesita, dice Saer, para hacer literatura. Tipeo esto en un Google Docs del celular, lo imprimo, lo pego en la pared del escritorio de mi PC. Yendo a ver las pelis del FICER traté de convencerme que quienes hacen películas también podrían guiarse por esos cuatro conceptos.

Paciencia
Abandono
Suerte 
Disponibilidad 

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Escribo este fragmento de esta crónica o diario el viernes 13 de diciembre a las 10:55 horas. Me sigue el éxtasis por la experiencia de haber visto tres cortos del cineasta gualeyo Jorge Surraco, gracias al rescate casi detectivesco de Edu Crespo, director artístico del FICER. El proyector Súper 8 apunta a la pared, la gente lo mira y le saca fotos como si fuese un ovni. Vemos una fábula poética sobre El Palmar de Colón; en otro vemos imágenes sobre Federación antes de la inundación por la construcción de la represa, y un tercer corto experimental sobre la poesía de Juan L. Los tres de los años 70, con voz en off y música. Una experiencia inolvidable. Le digo a Edu esto es increíble. Le digo a Malala esto es increíble. Le digo a Milton esto es increíble.

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El cine enseña que las proezas son posibles, como Sombra Grande de Maximiliano Schonfeld. Inspirada en el libro de poemas de Julián Bejarano, la película filmada en Valle María pone a actores y actrices de las aldeas a contar la historia de los primeros habitantes de Entre Ríos, los chanás, y de los descendientes de los alemanes del Volga que viven desde hace 150 años en esas mismas tierras donde estuvieron los chanás. Una idea extraordinaria y emocionante por donde se la mire. 

El cine de Schonfeld es poesía hecha con imágenes, sonidos y palabras, un don admirable para capturar cómo es la vida en pueblos y ciudades pequeñas de Entre Ríos. Es notable cómo la vida cotidiana de actores y actrices se vuelve ficción gracias a la magia y la técnica del cine y de esa mirada y oído de poeta del director de Germania, Jesús López y La siesta del tigre. Daniel Durand escribe “Dado el estado de gracia en que me hallo/ nada puede ser dicho sin que brille ni aúlle”. Esa parece ser la hechura de Sombra Grande

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El fin del sábado fue esto: cineastas de toda Argentina caminando por las barrancas de Paraná, la luna como un led gigante sobre la manta lisa y fresca del río.

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Sobre los premios otorgados info acá