Cuando se despidió de quienes estábamos visitando el Museo del Ovni, la ufóloga Andrea Pérez Simondini dijo:
—Chau, me voy a seguir investigando.
Unas cuatro o cinco horas antes habíamos llegado a la terminal de Victoria, un edificio nuevo construído en las afueras de la ciudad de rara y hermosa geografía, con lomadas, ondulaciones, marcando el espacio sobre el que está construída. Una vez leí por ahí que Onetti se podría haber inspirado en Victoria para crear la Santa María de sus novelas, algo que si fuera cierto sería increíble. También escuché decir que bajo las calles de la ciudad hay enterrados huesos de una ballena de la época en la que Entre Ríos estaba bajo el mar.
A medida que nos íbamos acercando al Museo del Ovni en la esquina de Rondeau y San Miguel, ya media cuadra antes se apreciaba el espectacular mural en la fachada de la casa, pintado de azul cobalto y eléctrico, con seres extraterrestres asomándose en las paredes. Incrustado en la parte más alta de la casona, un plato volador gris en situación de abducir humanos. Ahí nos sacamos cientos de fotos para subir a Instagram.
En el museo también funciona la oficina de Visión Ovni, un equipo de investigadoras de objetos voladores no identificados integrado por Silvia Pérez Simondini y su hija Andrea Pérez Simondini, respetadas e influyentes en la ovnilogía de América latina, y organizadoras de congresos internacionales sobre avistamientos y experiencias.
Mientras caminábamos por las calles de Victoria, construída íntegramente sobre colinas -algo que implica subir y bajar calles empinadas todo el tiempo-, me acordaba de la película Luminum, de Maxi Schonfeld, de una belleza única y sublime como todo su cine.
Antes de viajar a Victoria les escribí a los compañeros de la redacción de Mal. Me voy para Vic-Roswell, nuestra Área 51, les dije. Es que Victoria tiene su fama en la ufología nacional por vivir decenas de fenómenos ovnis sobre la Laguna del Pescado y el Cerro de la Matanza. Qué terrible capítulo podría haber filmado Chris Carter para los X Files en un lugar con nombres tan inquietantes.
Laguna del Pescado que también fue mencionada en el libro “El país de los chajás”, de Martín del Pospós, donde narra que a fines del siglo XIX y comienzos del XX los pescadores describen esferas rojas y amarillas zambullirse en las aguas de la laguna y el río Paraná, después irrumpir sobre el cielo a grandes velocidades y desaparecer fugazmente otra vez.
Otro de los atractivos del Museo del Ovni es el documental de unos 15 minutos proyectado para los visitantes en loop. Al empezar el video nos emocionamos con la música épica e imágenes de ovnis surcando los cielos. En el momento en que Silvia Pérez Simondini hace su aparición en las imágenes nos rompemos las manos aplaudiéndola, y me acuerdo emocionado cuando hace unos 15 años acompañé a Mercedes, mi crush, a entrevistar a Silvia para una revista en la que ella trabajaba.

El documental proyectado para los visitantes también cuenta como caso impactante la historia de Cota Colman, un trabajador rural que intentó defenderse de un ataque de los “cara de garza”, tal como los nombró a los seres que le dispararon rayos. Exhibida en el museo está la camisa blanca a rayas celestes que usó esa vez Colman con rastros de quemaduras y sectores de tela rota.
El Museo cuenta con documentación de todo tipo: recortes de diarios, tierra de los campos afectados por apariciones, hongos, muñecos, pinturas, fotografías de todos los estilos y tamaños, una videoteca, una biblioteca sobre ufología, una recreación a escala real del famoso accidente de Roswell, Estados Unidos, una tienda de remeras, tazas, llaveros, gorras, y lo que parece ser la máxima reliquia: un pedazo de metal caído por la zona que al exponerse a una cámara fotográfica deja traslucir parte del cuerpo humano que lo sostiene.
Casi cuando nos estábamos por ir después de recorrer y disfrutar cada rincón del museo, apareció Andrea Pérez Simondini vestida con una remera del Festival Internacional de Cine sobre Ufología y Fenómenos Paranormales. El grupo de entrerrianos y mexicanos que visitaban el museo quería saludar, felicitar y sacarse fotos con Andrea.
En la charla que nos ofreció con muchísima amabilidad y cordialidad, Andrea mencionó que se están registrando muchos fenómenos ovnis, contó el trabajo diario para sostener la actividad del museo y el atractivo que implica para el turismo de Victoria, algo que hace un tiempo reflejaron en un artículo publicado junto a Silvia con el título “Ellos todavía vienen”.
Los seres de otros mundos.
Y los turistas.