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Vacaciones en Argentina. Por naturaleza no me gusta moverme demasiado, sino fuera por una necesidad, hechos sociales colectivos de base económica, aunque no soy marxista, yo no movería demasiado mis pies más allá de la cama.
Uno tiene que trabajar para vivir, claro está, es una necesidad gregaria la amistad y el amor, dos cosas que también a uno lo llevan a moverse. Como para tener la cabeza en su lugar y pasarla medianamente, digamos, que piola.
Ya lo decía Freud, y en estos diarios alguna vez lo dije, la anécdota del famoso periodista que le pregunta, al gran Vianés, qué era lo más necesario o importante como para llevar una vida saludable, estoy citando de memoria, y el periodista se sorprende con la escueta respuesta de Sigmund: trabajar y amar.
Entonces estuve unos días en Capital visitando a mis amigos. Y después me fui unos días con Mari a Concepción del Uruguay.
No soporto estar más de dos o tres días en Capital. Aunque lo disfruto mucho y me gusta andar, como máximo 72 hs es como mi límite. Hice básicamente dos cosas compré libros usados en Corrientes y fui de shopping al Abasto y al Alto Palermo.
El motín de Corrientes:
Del apogeo de la oligarquía a la crisis de la ciudad liberal: Laferrère de David Viñas
Memorias de Adolfo Bioy Casares
Cuentos Completos de Roberto Arlt (edición hermosa de Seix Barral; 1996)
Vaiven de Saúl Yurkievich (Pequeña venecia, Venezuela 1998)
Poetas Chinos las traducciones del francés de Alvaro Yunque (es una tercera edición de 1973)
Dibaxu de Juan Gelman (tiene una firma que puede ser la de Gelman)
Retrato de un artista adolescente de James Joyce (una bella edición cosida de Lumen de los 2000)
Voces de Antonio Porchia
Los versos satánicos de Salman Rushdie (La primera edición de 1989 que trae un sol formado por varias editoriales apoyando la controvertida novela que dice la leyenda El ministerio de cultura apoya moralmente la edición y la distribución de esta obra en virtud de articulo 20 de la Constitución Española, si quieren saber más de la historia de esta novela acá
La roca de Wallace Stevens (edición rara chilena)
Dime cómo andas, te drogas, vistes y comes… y te diré quién eres de Honoré de Balzac (linda edición de Tusquets)
Canción de otoño en primavera y otros poemas de Rubén Darío.
Me gustan los shoppings. Mi domingo preferido es es el final de la peli Superbad de Greg Mottola de 2007. En el Abasto me metí en Zara y compré un par de bóxer, me quedé con unas ganas de un perfume que me arrepiento no haberme comprado; en Nike compré un par de medias y un bolso de mano (para meter todos los libros usados a la vuelta), en la tienda de King of the Kongo una camisa piolisima y una cadena. Una de las ventajas de quedarme completamente calvo a los cuarenta años es vestir mi cabeza con gorras. Entonces es imposible no hacerme unos regalitos en New Era.
Desde chico que me gusta la ropa. Será porque no soy tan fachero o muy de barrio. La moda es algo fundamental para mí, no lo único, claro está, pero mi primer laburo como ayudante de albañil cuando tenía quince años, lo hice para comprarme unas Adidas Superstar y desde ahí, año 98’ no paré más. Cuando había épocas que no tenía laburo o no tener de dónde sacar plata para comprarme ropa, iba a tiendas de usados como Emaús y supe cambiar Cds por una remera o por una gorra en mi adolescencia para algún outfit para salir a Cream o Excándalo en los 2000.
La parada de Pueyrredón de la H que me llevaba de vuelta a lo de Dani en el Once estaba rota. Así que había que bajarse una parada antes o una después y caminar hasta la plaza Miserere, y así subir por abajo unas cinco cuadras hasta estación Venezuela. Cuando asomaba la cabeza a la superficie lo primero que veía era una pizzeria Ugi’s y arriba un Gimnasio. El olor nauseabundo del Once es poesía barroca y más si en los auris suena Turrobaby.
Comimos una bondiola que la hicimos en una parrilla eléctrica en la terraza de Dani. La carne se cocinaba rápida en esa especie de estufa. El bardo es limpiar el aparato. Pero la carne sale rica. No está mal para gente que vive en departamentos, como yo, adquirir ese aparato para asar carne, vengan de a uno.
En la bondiolada estaba Dani, Leonce, Mati y yo. Tomamos vinos Azul y unos tubos frutales que trajo Leonce, terminamos haciendo un ranking primero nacional y después internacional de los 5 poetas que más nos gustaban a los 4. Nombramos exactamente 40 poetas en algo así como 20 min que duró el juego. No voy a revelar los nombres. Pueden hacer el juego ustedes mismos.
Voy a Retiro me tomo un bondi. Me duermo y abro los ojos en el litoral. Tomo un Uber llego a casa y me baño. Me tomo otro Uber y me voy a lo de Mari. Que me esperaba para viajar a la Histórica en el Megane.
Era su primer viaje largo en ruta y se lo agradezco de corazón, al regalarme ese privilegio a mí. Mate, celu acostado 4g , Google maps y parlante con música hasta Concepción. Todo hermoso el viaje de ida, al toque le metimos 3 horitas. Mari pisaba el Megane al taco, tranqui 130. Nada me enamora más que verla conducir por las rutas entrerrianas.
En Concepción nadie frena en las esquinas. Nos dábamos cuenta de que los que frenaban eran turistas. Motos, bicis y autos solo conducen para adelante. No conozco las estadísticas de accidentes viales de Concepción pero debe ser un milagro que ese Pacman urbano termine bien a cada final de día.
Nos tocaron días nublados pero alquilamos una mansión texana con pile. Así que la pasamos hermoso.
Comimos chivito uruguayo en La ris, visitamos el Palacio San José. En el palacio justo había una representación teatral de época de aquellas vidas en el siglo XIX. Bastante bizarra igual y se notaba el poco presupuesto de cultura de parte de Nación para el evento. Pero dentro de todo estuvo lindo. Esperamos a un Urquiza que nunca llegó. Nos tuvimos que conformar con verlo en la estatua de tamaño real que está a la entrada de la ciudad, que quedaba a la vuelta de la mansión que alquilamos. Y con verlo en el mausoleo dentro de la iglesia.
Fuimos a Banco Pelay y nos metimos al río Uruguay, los dos imaginamos al Ema Noir de pendejo cantando ahí en esa misma playa, después nos corrió el temporal y nos fuimos a Playa Isla del Puerto. Nos sentamos en un pallet en la arena a tomar mate y a mirar el Uruguay una tarde fresquita. Íbamos a cruzar a Cambacuá pero el temporal lo impidió. De hecho hasta teníamos el contacto de Pichón Lancha que te cobraba 6 mil pesos el cruce.
Ir de vacaciones en auto es lindo porque te movés por todos lados. A la noche volvíamos a la mansión texana a tomar vino de noche con los pies en la pileta con solarium.
La vuelta a Paraná fue rápida por la ruta. Domingo a la mañana no andaba nadie. Un par de camiones con autos blancos 0km marca Chevrolet que tuvimos que pasar varias veces. Nosotros íbamos escuchando Miranda y Babasónicos.
Creo que hasta acá estuvo madre
nos vimos el próximo miércoles.