Digo lo que estuve escribiendo el miércoles en la facultad, en mi última clase de la historia. Es así:
Ganó el pensamiento de que el mercado nos hará libres, de que la guita es lo que nos libera primero. Esa autonomía del mercado que olvida al factor humano en todo tipo de relación y maneja la energía, la creatividad a su disposición, que ata nuestra supervivencia a una incertidumbre permanente. Sumale incertidumbre a una vida incierta constante. Ya empezaron. En realidad esa doctrina nunca desaparece, día a día subyace en nuestras mentes saturadas. El que tiene guita se salva, esa es la ley que rige ahora. La acción descontrolada de esa máxima. Ya empezaron. Ahora la guita nos ajusta a su pensamiento. Imaginen lo que piensa de nosotros.
Hace un rato Virginia me contaba que el sábado pasado en el chat de su familia, la madre compartió una cadena de oración ese mismo día a las 19hs. El mensaje decía: “hagamos una oración por la patria”. Mi amiga hablaba y nos confundimos las palabras, entonces dijimos: “hagamos una cadena de oración por la plata el sábado a las 19hs”, “hagamos que la patria sea la plata”.
Desde siempre que se me complica con las palabras, leo medio rápido y entiendo cualquiera. El miércoles a la noche miraba una entrevista muy buena y muy densa a Fabián Casas donde dice que el domingo a la noche se miraba dolorido al espejo y mientras le hablaba decía “siento dolo, siento dol, siento dólar”. Como que el lenguaje que anda dando vueltas desde antes de las elecciones se apoderó de su mente (de toda la salud mental), igual que a la de muchas personas, supongo.
Le agradezco a Casas que me haya hecho reír de su episodio triste, porque esa tragedia me devolvió las ganas de ir a hablar con amigos para contarles algo que me parecía gracioso y lastimoso; bittersweet dicen los yanquis, es decir, agridulce. Hasta que no me junté con la gente que me sostiene, no pude volver a escuchar música, ni menos leer. Hasta pensé que no iba a escribir nunca más, se lo dije a Fran y Matías, pero los dos me tiraron para adelante en seguida. Si me preguntan hoy, estoy peleado con varias de las ideas de contención, solidaridad colectiva, abrazo, y que la salida va por ahí. Me cuesta mirar ese tipo de posteos, porque no sé qué rol juega la virtualidad en este momento, pero igual contamos con eso, como para empezar. Pero me parece que hay que ir por mucho más. Todo eso, incluido lo que digo, está en discusión. Me potencia pensar que si estamos rotos, somos varios. Ese grupo enorme de rotos me preocupa, quiero creer que nos vamos a ayudar cuando sea necesario, es decir, en todo momento.
Mi imagen del domingo a la noche era difícil de ver, pero el espejo donde no quería mirar me devolvía a mi círculo más cercano comiendo, bebiendo y hablando en ronda, el alrededor necesario.
Los voy a nombrar. Esta semana nos sostuvimos con David, Nadia, Laura, Fabián Casas, Kurt Vonnegut, Paul Weller, Nick Drake, Yo La Tengo, Rosita, Sonia, Ángeles y Fran, Laura H., Vale y Diego (x 2), Vir y Matías, Naneno, Nanena, Sol, Leo y Vera, Milagros, Fran N., mamá, papá, Lucía, Martín (estás ahí), Andrés, Iñaki, e-bay, Meli (gracias por el mensaje), Gerito, Camila, Flor, Analía, Mariano, Flor y Violeta, Vale A, Licho. Con un montón de gente que quiero nos saludamos por chat. Me crucé con Manu y Martina en Marcial Candioti y Maipú, nos saludamos por la ventana de la camioneta, etc. Somos varios y conozco más, and so it goes, esto sigue.