Las fuerzas del celo

más lágrimas se derraman por las plegarias atendidas que por las ignoradas

Santa Teresa de Ávila

Camino. Me cargo la cabeza bajo el brazo. El pensamiento se apresura. Busca la consonancia, el sostén. Recuerdo que cuando se camina la firmeza viene desde el centro. La mente dibuja un recorrido: la banda, la cintura, la lumbar, la espalda baja, también. Camino con los ojos pegados al momento político, social, económico, cultural y al presente general, rayados en la fugacidad de la rapidez. Caminar para colgar entre los ojos y el mundo una breve cortina de silencio.

En estos días, en nuestro país el pasado alarga sus piernas, sus miembros fantasmas. En el anverso y el re verso de ese viaje muestra una de sus formas posibles de pregnancia: el ruido. Voy alzando con la oreja aquí y allá, sin rumbo, en plan errar, a paso lento, pero firme. Lacalle se hace ojo retrovisor.

Presente en mayúscula, presente en minúscula, presidente ¿son los atributos de uno remedos del otro? O ¿son del momento los atributos? Una suerte de palabras, una suelta de palabras, de torpes decisiones. Política de la espectaculización, de la teatralización, de la mercadotecnia viral, del movimiento de like (dedito pararriba) y dislike (dedito parabajo), conjugada con la idea de un sistema de gobierno monárquico. El rey y las fuerzas del cielo. Premisa que ni las monarquías hoy sostienen. Pero, por aquí, tabula rasa. En ese rancio positivismo, donde Roca se pasea montado al imaginario del desierto y la idea de fundación es fundición, el amor se vuelve mercancía, algoritmo, especulación, hartazgo, simulacro, copia, falsedad, hasta la reducción del ser, la cancelación del ánimo, de la autoestima, en posde un pensamiento simplón y soplón. Sí, quizás son nuestros esos atributos. Hay una rasgadura ahí que nos nombra. Nos duele en el reconocimiento. Nos pro pone (en) estribillo.

Cuerpo + tiempo desplegado en el hacer = caminar. No hay torcedura en dicha empresa. Uno cree en el futuro, sobre todo en el futuro, y esa feexige estar de cuerpo presente en la experiencia. ¿Será que como se camina, se piensa?

El cuerpo escribe                El cuerpo escribe                El cuerpo escribe

El cuerpo escribe                El cuerpo escribe                El cuerpo escribe

El cuerpo escribe                El cuerpo escribe                El cuerpo escribe

Escribir, arrastrar la mano sobre la hoja, sobre el teclado, alzar rítmicamente el pie sobre el suelo. “Mejor que decir es hacer, mejor que prometer es realizar”. A las fuerzas del cielo, opondremos las fuerzas del celo. Una confianza, no ciega, en el ardor: “yendo no hay error”.