El Documental Todo documento de civilización de Tatiana Mazú González es fuerte. Docu que se va poder ver de manera gratuita en la sexta edición de Ficer, el día viernes 13 a las 19.30 hs en la sala V. Kuttel
Doloroso y en particular me produjo sensaciones que tocaron de alguna manera mi sensibilidad. Obviamente conocía el nombre de Luciano Arruga pero no sabía mucho de su historia de vida y testimonio.
A veces sucede en este mundo fugaz que nos quedan nombres en la memoria, porque fueron casos que resonaron fuertes sobre el piso social, político y mediático en la Argentina. Pero que como todo, no quiero decir que se olvida, porque no es así, pero queda el nombre y no el caso. O quizás en mí caso me pasó esto.
Entonces es una excelente oportunidad para refrescar la memoria en esta cinta, increíble y tristísima de la vida de un pibe, Luciano Arruga que lo mata la policía, la maldita policía bonaerense.
Me tocó hondo porque en la filmación se puede ver la zona de conflicto. El puente que une la Capital con el Gran Buenos Aires, ese puente que pasa por arriba de la General Paz.
Digo porque conocí a ese puente y lo atravesé en bici en el año 2005 cuando trabajaba de canillita en un puesto de diarios en Mataderos. También recuerdo la esquina de Emilio Castro y Gral. Paz donde ocurrió el asesinato.
No solo esa zona sino también aparece el Hospital Santojanni donde el cuerpo de Luciano estuvo tres meses oculto hasta que a la puta policía y el Estado se le ocurrió entregarlo, cuando se les cantó, a sus familiares.
Nací en ese mismo hospital en 1983. Por eso este docu me llegó de alguna manera.
Tuve más suerte que Luciano. Mis padres después volvieron a Entre Ríos. Y tuve las posibilidades que puede llegar a tener un hijo único de padres obreros. Pero también me paraba la policía entrerriana en los 2000 cuando iba caminando de noche a los boliches y nos ponían contra el patrullero y nos pedían los viejos documentos de tapita verde en democracia. Y solo por portación de cara. O por piel marrona.
Tuve más suerte que Luciano al que la policía lo hostigaba por andar en la calle cartoneando, queriéndolo transformar en un ladero y chorro para esa comisaría corrupta y miserable.
El documental es profundo con paneos realistas de esa zona del conurbano. Esa zona donde los privilegios suizos de la Capital no llegan. Entonces se ven cosas tiradas. Basura. Esa imagen típica que todos vemos de madrugada cuando vamos en cole a Buenos Aires y pasamos Campana. Las largas filas de los laburantes esperando los bondis. Esos que ponen el pecho todos los días para sacar adelante la vida. Y de fondo los carteles o las pintadas de los políticos de turno con sus frases que parecen un chiste o una cargada o en algunos casos una esperanza.
A Luciano lo mató la policía y el Estado en 2008 por ser pobre. Años que los progres como yo a veces citamos como de reactivación económica y promedios de altos sueldos en dólares en relación a otros países latinoamericanos para los trabajadores privados y formales. Pero qué había y qué hay hoy para los que no entran al sistema. Para los que no existen para las bases de datos de las cuentas financieras.
Esa pregunta me hacía mientras veía el documental con fuerte impronta sentimental, en el buen sentido, pensándolo como algo ético, que luego la dirección de Tatiana Mazú González equilibra con formas contemporáneas de narrativa visual. Como son los recursos estéticos del uso de Google maps para mostrar la zona como un ejemplo. No quiero spoiler más.
Martín Gambarotta en su último libro Literatura de base, dentro de un ensayo sobre el disco Gulp! de los Redondos de 1984 dice esto:
“pronto se vuelve evidente que ese público respetable al que irónicamente se dirige Solari en el infierno está encantador le está prestando atención a otras cosas de ahí que en retrospectiva sea un poco inevitable que Solari como una especie de hermano mayor se le quede hablando a los únicos que están dispuestos y en condiciones de recibir su mensaje, los chicos que iban a ser molidos a palo por las fuerzas duhaldista en el conurbano y en la costa en la década entrante de los 90. Solari ya cantaba sobre esto, la fallida realeza del rock y el estado policial apenas camuflado que era la Argentina en la década del 80 decía:
“tuve temprano entre mis manos mi boleto y oí /que en el ensayo ya chingaban nuestra onda y pensé /con la lechuza que circula ya no se puede más para gastarlo“
Gambarotta en el ensayo nos cuenta que la dictadura pudo haber terminado en el 83’ con la llegada de la democracia de Alfonsín. Pero la estructura policial, organizada, corrupta y asesina iba a continuar. Y esto es lo que supo ver el Indio Solari ya en los 80’ y todo lo que vendría en los 90’ y lo que continúa hasta nuestros días.
El único delito de Arruga fue ser pobre. Que desde el Estado nunca le fuera posible darle una mano para cambiar su destino. Esto es fundamental de ver y tomar conciencia. El documental transcurre y cuenta el hecho sucedido en el Gran Buenos Aires ¿Pero cuántos casos de estos suceden hoy en día en la Argentina de Milei?
¿Cuántos conflictos de este tipo vemos por IG en los portales de los medios en los barrios de Paraná, que ni siquiera podemos ubicar en el Google maps?
Luciano Arruga leía libros de Julio Verne soñaba con viajar a la luna como todo pibe. Tenía imaginación e ilusión de un mundo mejor. Pero se lo impidieron. El cine también debe y tiene que contar estás cosas. El arte mismo está en deuda con la sociedad.
Todo documento de civilización se proyecta en el Festival Internacional de Cine de Entre Ríos (FICER) el viernes 13 de diciembre a las 19.30 en la sala V Kuttel, con entrada gratuita. Más info y programación acá