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Mar y montaña: Una crónica de viaje por Puerto Montt y Chiloé (Parte I)

I. El viaje.

Una tarde me llamaron del banco para ofrecerme una tarjeta de crédito. El monto máximo que me ofrecieron era justo lo que necesitaba para sacar los pasajes desde Aeroparque a Bariloche ida y vuelta. Desde ahí podría ir a Puerto Montt a visitar a mi familia. La tarjeta llegó en una semana y con Agostina sacamos los pasajes en seis cuotas sin interés por Aerolíneas Argentinas.

Eso fue un mes antes de las vacaciones. Yo aproveché las ventas de navidad para comprar algunos dólares y con tiempo hice dos listas, en una la ropa que me quería comprar y en otra lo que quería comer.

Salimos de Concepción un sábado a la tarde, estuvimos ese día en Capital comprando algunas cosas que nos faltaban y nos quedamos en la casa de mi abuela. Al otro día fuimos hasta Aeroparque, aprovechamos para probarnos perfumes en el free shop y como el vuelo se retrazó esperamos en una librería de cadena que había delante de la puerta 12 desde dónde salía nuestro avión.  Cuando hicimos el despacho de valijas el que nos atendió ofreció cambiarnos los asientos que habíamos elegido por unos que había libres en la salida de emergencia. Nos pareció bien pero empezamos a dudar porque no nos gusta cambiar los planes. Pero al final fue mejor porque había mas espacio entre los asientos y como soy alto podía estirarme un poco. El vuelo estaba completo y llegamos sin problemas.

Desde el aeropuerto de Bariloche nos tomamos una combi que nos dejó en Bello Horizonte un hotel que habíamos visto por Booking y al que llamé después para reservar por que no confió del todo en las plataformas impersonales y prefiero saber que alguien de verdad toma mi reserva. El hotel era simple, limpio y tenía vista al lago gracias a un baldío que había enfrente.  Esa tarde tomamos una cerveza en Manush por que en el viaje en combi un pelado medio tilingo hacía de guía casual de un yanqui y una mexicana que estaban por primera vez en argentina. El tipo hablaba desde el fondo tratando de imitar el tono neutro de las películas mal dobladas para hacerse entender y recomendó varias veces ese lugar. Pero no era la gran cosa, otro bar de cerveza artesanal y asientos sin respaldo. Después fuimos a comer a un restaurant. Yo pedí gulasch de ciervo con spetzel y Agostina pidió sorrentinos de cordero, Los platos estaban buenos. El gulasch es un guiso húngaro que tiene una salsa con mucha paprika, y los spetzel son una especie de ñoquisitos que se hacen solo de agua y harina, se dejan caer desde un recipiente con agujeros al agua hirviendo y se cosen en pocos minutos. Lo sé porque mi abuela es húngara y ese plato es una de sus especialidades, aunque cada vez tiene menos ganas de cocinar. Después de comer caminamos por el centro y aprovechamos para comprarle a mi tía unos chocolates y alfajores como agradecimiento por recibirnos en su casa. Cuando volvimos a dormir la luna se reflejaba en el lago.

El desayuno del hotel era medio flojo pero por el precio no podíamos pedirle mucho más. A las 10:30 salíó nuestro colectivo desde Bariloche hasta Puerto Montt por el paso Cardenal Samoré.  La ruta que va desde Bariloche hasta Villa La Angostura recorre casí 100 km a la orilla del lago. En los asientos frente nuestro había una familia de 5 mujeres. Una abuela, dos hijas y dos nietas. La menor era una nenita de jardín que se quedó dormida mirando las montañas interminables con los pies apoyados en la ventana y la cabeza sobre las piernas de la madre.

En la aduana chilena nos revisaron los bolsos de mano con un scanner y sacaron al azar una valija, la mía. Yo estaba asustado por que no sabía si se podían pasar chocolates y dulce de leche. Pero la revisaron y no hubo más problemas.

El Cruce de la cordillera es arbolado y verde, la ruta cruza sobre ríos de piedras redondas, pero cuando llegamos a la parte más alta todos los árboles estaban secos, como el esqueleto de lo que antes era un bosque, era hermoso y siniestro. 

Ya del lado chileno sobre la ruta 5 empezamos a ver los volcanes. El Osorno es un volcán de punta nevada que destaca sobre el fondo cordillerano que a esa altura queda como una sombra un poco más azul sobre el celeste del cielo. También se veía el Volcán Calbuco que también tuvo una punta nevada pero la perdió en una erupción reciente.

Llegamos a Puerto Montt a las 20:45, todavía era de día, porque a esa latitud y en esa época del año oscurece después de las diez de la noche. Puerto Montt es una ciudad costera a orillas de una bahía interior del mar de Chile, desde ahí se accede en barcazas al conjunto de islas que forman el archipiélago de Chiloe.

II. Puerto Montt

Mis tíos viven en un barrio que se llama Jardines del Mirasol y está ubicado en la tercera terraza. La ciudad de Puerto Montt no tiene calles que atraviesen la ciudad entera por que la geografía montañosa no lo permite. Entonces hay una costanera que recorre toda la bahía y distintas calles que suben por las montañas. La primera terraza es más cercana al mar y sobre la montaña están la segunda. La tercera y la cuarta terraza.  En la casa nos esperaban mi tía Lisette y mi prima Antonia, esa noche comimos y nos quedamos charlando en la cocina hasta la una de la mañana. 

Al otro día fuimos al mall Paseo Costanera, un edificio que une tres torres de 12 pisos sobre la costa. Antonia se ofreció a acompañarnos, pero como ella tenía otros compromisos, acordamos encontramos directamente en el mall al mediodía. Antonia Salió unas horas antes en Uber para el centro y nosotros nos tomamos un colectivo. En chile llaman colectivo a una especie de taxt compartido, son autos que hacen el mismo recorrido y van subiendo pasajeros hasta completar los asientos. El que nos tocó a nosotros escuchaba canciones de Sandro en una radio de románticos latinos de los 70 y manejaba de una manera temeraria que no tenía correspondencia con la música que escuchaba.

Primero recorrimos un poco las tiendas principales y nos perdimos en ese monstruo que de tres manzanas. Nos encontramos con Antonia en los baños porque no teníamos referencia concreta de donde estábamos. Después comimos sushi frente a un ventanal que daba al mar.

Antonia es morocha y alta, tiene 22 y estudia derecho en la Universidad Católica de Concepción. Ella nos introdujo en el intrincado mundo de la educación universitaria chilena. Hace un par de años cuando cursaba el último año del colegio, o como le dicen en chile, cuarto medio; Antonia tuvo que estudiar para dar la Prueba de selección universitaria, un examen anual que dan al mismo tiempo los aspirantes de todo el país y que determina a que universidad puede entrar cada uno y que tipo de crédito les será otorgado para costear la universidad. En base al promedio de notas que saquen en los distintos temas se determina que carreras podrían elegir, pero además se toma también el promedio de los últimos 4 años de enseñanza media y el promedio general del colegio para definir a que universidad podrán postular. A Antonia le fue bien en el examen y pudo elegir una buena universidad, pero como sus padres tienen buenos trabajos le dieron una línea de crédito que cubre el costo completo de la carrera. Que son más o menos 11 cuotas anuales de entre 500 y 600 dólares durante 5 años. El estado le paga directamente a la universidad el costo de su matrícula y se va sumando en una cuenta a su nombre de la que ella deberá pagar más o menos el doble cuando empiece a ejercer y tenga un trabajo en blanco.

Benjamín es el hermano menor de Antonia, tiene 20, es colorado y también es alto. Estudia ingeniería civil en la misma universidad y ahora está en otra ciudad trabajando durante las vacaciones. A diferencia de su hermana el alegó vivir con sus abuelos, ya que antes de ofrecer la línea de crédito, una trabajadora social entrevista a cada aspirante para conocer sus condiciones de vida y posibilidades de pago, a él la suerte y el ingenio le posibilitaron la gratuidad de la enseñanza universitaria.

Ese mismo día, un par de horas después de comer mirando el mar sobre una ventana del Costanera mall, Antonia tendrá una entrevista para su primer trabajo como pasante de un Buffet de abogados y ella aprovecha la recorrida por el mall para ver zapatos y blazers que podría usar si queda en el trabajo.

El Mall estaba lleno de argentinos y uno podía reconocerlos no solo por el acento sino por la voracidad para comprar. Gente cargada de bolsas probándose de a cinco prendas al mismo tiempo, apurados eligiendo zapatillas, concentrados viendo celulares y computadoras, familias enteras sumando prendas a medida que hacían la cola para pagar. Es que los precios de la ropa y la tecnología en Chile siempre fueron mejores que en Argentina. Además están las tiendas Paris, Ripley y Falabella que ocupan cada una tres pisos del shopping, por lo general tienen marcas importadas de ropa hecha en china pero con buena calidad y uno puede estar horas recorriendo, buscando y probando. En todas las tiendas un piso está dedicado a la ropa de hombre, otro piso a la ropa de mujer, y otro piso dedicado al bazar, electrónica y electrodomésticos.

Además de la variedad, las ofertas y las promociones son irresistibles así que como buen argentino saque la tarjeta de crédito y compre zapatillas, remeras, camisas, pantalones, perfume, calzoncillos, medias y hasta dos juegos de sabanas. Pare solamente cuando la tarjeta de crédito marcó que había llegado hasta el límite.

Esa noche cuando volvimos a la casa Lisette nos esperaba con ceviche y de postre comimos kuchen que es una tarta alemana que se da mucho en el sur de chile.  Es una base de arenado, parecido al lemon pie, después una capa de frutos rojos y sobre eso una mezcla espesa parecida a la crema pastelera, pero hecha a base de yogurt o crema de leche. Lo que le da junto con los frutos rojos un toque acido.  Esa noche también nos quedamos hasta tarde en la cocina organizando el itinerario de próximo día. Nosotros salíamos para Chiloe  a encontrarnos con Pedro y Benjamin, mientras que Lisette y Antonia se iban a Pucón a la casa de veraneo de unos amigos de la familia.

III. Chiloé

Chiloé es una región llena de tradiciones y misticismos que se dan del sincretismo entre lo mapuche-williche y el catolicismo jesuita. Las ciudades cuentan con una arquitectura particular en la que predominan los revestimientos de tejas de madera en toda la fachada.  antiguamente las tejas de las casas se hacían de alerce y tenían distintas formas, circulares, en punta, de bordes redondeados, con forma de trapecio, cada forma determinaba quienes eran los constructores de cada casa. Casi todas las construcciones están realizadas en madera, a excepción de algunos locales comerciales. Y la mayoría conserva las tejas, algunas pintadas de colores y otras simplemente enmohecidas por el paso del tiempo. Las construcciones le dan a toda la isla un aspecto de película, por momentos de terror, por momentos de dibujito animado.

Partimos en bus hasta Dalcahue una localidad de la isla grande de Chiloé dónde estaban mi tóo y mi primo trabajando por la temporada. Chiloé es el nombre de la isla pero también es el nombre del archipiélago completo que comprende varias islas que están separadas por el mar pero unidas entre si por Lanchas y ferris. Para cruzar el colectivo sube a un ferri que tarda mas o menos 40 minutos en cruzar de lado a lado. Junto a nosotros venían, además de autos, colectivos y camiones que llevaban materiales de construcción. El colectivo tardó más o menos 3 horas y como no entraba a Dalcahue nos dejó en un cruce dónde Pedro, mi tío, nos fue a buscar en un furgón de su trabajo. Ese día comimos mirando el mar desde un acantilado en el mismo predio dónde mi tío alquiló una cabaña, después recorrimos un poco por el pueblo y devuelta en la casa tomamos algunas cervezas.

La mayoría de la tradición chilota está marcada por el pueblo Williche que habitó la isla desde antes de la conquista española hasta mas o menos 1880, de ahí salen casi todos los nombres de localidades como Dalcahue, Chacao, Achao, Quimchao, Alao, Cucao. Algunos platos típicos como el milcao, chochoca y los chapaleles. Pero sobre todo queda una extensa tradición de mitos que en la isla se encargan de resguardar y fortalecer. 

Las criaturas mitológicas que más fama tienen dentro de la isla son:

a Pincoya, que es una especie de diosa de la fertilidad que vive en el mar y al igual que como ocurre con las sirenas su baile cautiva a los navegantes. Si al final de su baile la Pincoya mira hacia la costa, sus fiordos y sus playas serán de una fertilidad insaciable. 

El trauco, es una criatura de una fuerza descomunal que vive en el bosque dentro de los huecos de los árboles y es capaz de seducir a las mujeres con su mirada, lanzándoles su aliento o metiéndose en sus sueños para luego dejarlas embarazadas.

El Caleuche es un buque fantasma que navega de noche llevando luces y músicas por los canales chilotas y que toma como marineros esclavos de su embarcación a las almas de los muertos en el mar.

El Invuche es el cuidador de la cueva de los brujos, es una criatura que tiene la cabeza doblada hacia atrás, los brazos torcidos y camina sobre una pierna y sus dos brazos, ya que la otra pierna la tendría doblada sobre su espalda y atada a la nuca. El invuche es una criatura creada por los brujos para garantizar la protección de la cueva donde se reúnen los brujos.

La mitología chilota es extensa y en gran parte se debe a la cultura Mapuche-Williche pero también podría ser una forma que utilizaron los primeros gobernadores del estado chileno en Chiloé para deslegitimar a una sociedad denomidada, “La Mayoría”, “el tribunal de la raza indígena” o “la recta provincia”. Esta sociedad era una especie de tribunal indígena con una organización similar a la estructura jerárquica de un estado. Era la encargada de regular la magia y la hechicería en el archipiélago Chiloé. Esta organización fue tomando poder debido a la poca importancia que el incipiente estado chileno le daba a la zona de islas del sur. Entonces el tribunal era el encargado de las sanaciones y curas a las enfermedades pero también de la implementación de penas para diversos delitos.

En 1880 el entonces gobernador de Chiloe Martiniano Rodríguez llevo a juicio por asociación ilícita y participación en asesinatos a 30 brujos de Chiloé. En el juicio se expuso la forma de organización de La Recta Provincia por lo cual muchos de ellos fueron encarcelados bajo asociación ilícita. Entre los procesos también hubo acusaciones de asesinatos por envenenamiento, pero no se pudieron demostrar las pruebas. El juicio a la recta provincia sumado al proceso de organización de la republica chilena termino por diluir la organización del tribunal de la raza indígena.

En nuestro segundo día en Chiloé fuimos a visitar Castro, una de las ciudades más grandes. Pasamos por la iglesia San Francisco que es la catedral de Castro, es una de las iglesias que forman el recorrido de iglesias de madera de Chiloé declarada como patrimonio de la humanidad por la UNESCO. Adentro la iglesia tiene un recorrido de figuras eclesiásticas talladas en madera son figuras talladas en un solo tronco y pintadas de manera que resaltan por su realismo.  

Después caminamos hasta el barrio Gamboa que es una de las postales más conocidas de Castro por ser un antiguo barrio de pescadores con palafitos, unas casas de madera hechas sobre el lecho marino. Antiguamente eran viviendas de pescadores, que tenían escaleras que bajaban hacia el lecho marino y que les permitía atar los botes para que suban y bajen junto a la marea. Al igual que a muchos barrios la gentrificación le llego al barrio Gamboa y las casas de los pescadores ahora son restaurantes, alojamientos de AIRBNB y hostales boutique.  Como buenos turistas, aprovechamos para comer en una de las terracitas sobre el mar que daba a la bahía. La marea estaba alta y el agua llegaba hasta abajo del palafito, merodeaban cisnes de cuello negro y en otro Palafito, sobre una baranda, se posaba una hilera de gaviotas que disfrutaban del sol entre las nubes mientras acechaban con paciencia y respeto que nos levantemos de la mesa para comer las sobras.

En Chiloé siempre hay nubes, el día puede amanecer despejado, nublarse al mediodía, y volver a despejarse por la tarde o viceversa. Entonces no hay días nublados o soleados, sino que casi todos los días tienen varios climas. Eso en verano ya que en invierno desde marzo hasta octubre llueve, llueve, llueve todos los días sin parar. Como dice mi tío: En Chiloé hay dos estaciones, la de lluvia y la del tren.

*Esta crónica tendrá una segunda entrega

**Todas las fotos son de Agostina Aguirre