A modo de intro: me tocó participar de un evento paranormal de poesía entrerriana en el Ficer. Y mientras se buscaban archivos de poetas muertas entrerrianas no había demasiado. O nosotros no conocíamos hasta que desde el más allá apareció un video de Marta leyendo este poema. Y desde entonces me acompaña en la soledad de mi casa y mi cabeza. El poema te salva de este mundo, de eso estoy seguro. Un poeta es muy importante para que con pocas palabras alce la voz de lo que muchos quieren decir.
Sé que nos une este silencio.
La pureza de caminar desnudos pedregales.
Estos grises días grises
que transitamos solas, que sabemos.
El humo de los rincones.
La opaca fruta de los paraísos
Ilustrando ventanas.
Hemos crecido juntas.
Germinadas por lluvias,
por rocíos,
por el dolor de estar en la intemperie,
de sacar nuestro ángel de la basura
de tejer la esperanza con la aguja de
mierda de los días.
Rezándole al amor,
a nuestros muertos,
al hombre que mataron en Camirí,
al retrato de ayer con nuestras trenzas.
A todo lo que es puro todavía
entre el chicle, los anticonceptivos
y la mugre en inglés que nos contagian.
Nos rebasan las mujeres que somos.
Con lunas en creciente.
Con broncas.
Con nostalgias.
Con unas ganas locas de hacer pueblos
De nuestra sangre ardida, enamorada…
Y así, desvencijadas,
nos inventamos calles con yuyitos
para que duelan menos los zapatos
y se ablanden los ojos,
los gatos,
los zaguanes.
Nos calzamos la voz. El almanaque.
Hoy hace mucho tiempo que nos pesan fusiles
de estar y estar y estar en pie de guerra.
Sobre la autora: Marta Zamarripa nació un 5 de agosto, en Gualeguay, Provincia de Entre Ríos, Argentina. Ha ejercido la enseñanza primaria, media y superior. Creó la primera Cátedras sobre Derechos Humanos en la provincia de Entre Ríos. Publicó los libros Tapial con Luna (1976); Ayer y todavía (1982); Solo de mates para días de poca yerba (1993); Solo de garzas y otras levitaciones (1998); Su poesía reunida se llama Azul de frio (2006). Marta Falleció el 23 de diciembre 2020 en Victoria.