No hay petiso que no sea agrandado

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Me despierto enamorado. Y el ventilador hace ruido. Pero no te alejes Julián con otra cosa. Que no te pinte la gambeta de escaparte describiendo lo que ves y buscar metáforas de esas chifladas, que se te ocurre cuando le metés, como un loco, a la poesía. No cancheriés boludo como el colo Barco que después te cagás entero en una final. 

Ves como que no me sale escribir tipo así narrativa o a largo o columna porque voy saltando de un tema a otro. Aburre y confunde al lector.

Les decía que me levanté enamorado. Y puse un tema de Los Ases Falsos. Porque el enamoramiento al toque me hace pinchar sobre el loguito de la app de Spotify. Y pongo el tema Estudiar y trabajar. Y se me ocurre postearlo como historia de ig poniendo “ahora que se viene a la chilena”. Que es la definición básicamente a todo sus planes de gobierno del reciente presidente electo Javier Milei.

Pero me freno al toque. Y digo. Naaaaaaaa. Esto va para el Diario del miércoles. Porque es alta idea. Ni a Pepe Natanson, mi analista prefe de la realidad, se le ocurriría esta clase de análisis sociológico. Con es el tema que a muchos preocupa, la educación. Tranquilo Maradona. No hay petiso que no sea agrandado. 

La canción me hace pensar sobre mi propia realidad. Lo que básicamente dice la canción es algo que a muchos les pasó: “yo no quiero estudiar/me aburre de verdad/solo quiero trabajar/ ganar plata haciendo lo que a mí me sale bien”. Pero un poco al revés o no. Depende de la rama artística a la que te dediques. Esto es importante. 

Dos cosas con lo que sigue, primero es para pedir una beca del Conicet, pero ahora eso se corta también y segundo y lo más fundamental yo no podría presentar ningún proyecto. No tendría abal. No tengo título que garantice mi conocimiento. 

Y acá quería llegar. Mucha gente que se copa con el arte no estudiamos en la Universidad. O la dejamos tirada porque nos parecía un tedio y empezamos simplemente a laburar. Error garrafal caer en el infierno o algo así le dijo Leila Guerriero a Rebord en el Método. O capaz  no, que se yo, hagan lo que sientan, pero con el arte no ganás plata. Por lo menos siendo muy del under y sin herencia o sin un ligue con alguien más arriba tuyo en la escala social. 

A lo que voy es que está arriba de la mesa el debate sobre la educación pública o membreciada. A lo Spotify pero más caro. 

La banda es chilena. La canción habla de que el protagonista quiere saltearse el nivel educativo, porque lo aburre, y pasar derecho a ganar plata como artista ¿Y yo me pregunto, ese deseo vendrá de un terreno más subjetivo o es una burbuja más del sueño del libre mercado? que despectivamente el Mario progre entiende como a la chilena. 

Yo no estudié porque me picó el bicho de la poesía antes y me metí a laburar pero, al contrario de la canción, haciendo lo que no me gusta. Trabajar pero para poder escribir.

Trabajar de lo que no me gusta para ganar plata y así poder escribir. Ganar plata haciendo lo que no me gusta para poder escribir que es lo que más me gusta hacer ¿se entiende?

Igual no me daba la sabiola para el orden neuronal de los circuitos académicos. 

Pero si quería hacerlo, mi país me daba la posibilidad gratis. 

Respeto a los que terminaron y laburan de eso. Pero yo no pude. Y no fue, creo yo, culpa de un estado que no me brindó la posibilidad de la universidad pública. Vuelvo a machacar. Como pibe común que nació a unas cuantas cuadras del estadio, estudié una carrera Licenciatura en Marketing a los 17 gratis, después me di cuenta que me gustaba otra cosa. Pero ya era tarde, el tren de mis papis no me iban a bancar este nuevo capricho. Digo, para que se entienda, entonces me hice empleado privado-artista, que somos una banda. 

A lo que voy es que iría a una marcha (a leer un poema obvio) por alguna consigna que tenga que ver con no eliminar la gratuidad educativa siendo un trabajador del sector privado. Ni hablar si sacan la indemnización sin causa. Tengo casi quince años de antigüedad. Te rompo todo y ahí sí no voy en modo artista sino más violento con la molotov directamente. 

Se sabe que el hombre sólo se moviliza cuando le tocan el bolsillo. Hasta la base económica resiste el trabajador, ahí está el límite. Me metí solito no más en este berenjenal al pedo, ahora no sé cómo salir, claramente, no sirvo para la academia, disculpen soy poeta, no sirvo para nada. Soy medio gonca.    

Argentina tiene una banda como Los decadentes y su himno nacional dice “porque yo no quiero trabajar/ no quiero ir a estudiar/ no me quiero casar/ quiero tocar la guitarra todo el día”. Está bien, mientras que el tema de los Decadentes es del año 1995 el tema de los Ases Falsos es del 2012. La idea de la canción La guitarra se conecta después con el tema No estudies de Travesti (2009). Y ojo no quiero tirar un palo al sector educativo pero también creo que es muy necesario la idea de pensar la autocrítica en estos temas desde el propio peronismo y desde las bases. 

Digo, la canción de Travesti es arte, está copada, suena bien, tiene onda, la re bailamos en pedo, ponele. Pero tiramos los pasos prohibidos sobre esa bajada de línea tecno-pop durante el año 2009, pleno auge económico con Cristina manejando la batuta. 

Nada, me surgen varios interrogantes y emociones socialmente cruzadas ¿Por qué el artista no estudia en un país donde es gratis?¿ Por qué la universidad argentina, pública y privada, aburre o no moviliza más a las personas y su creatividad? Me puedo equivocar, seguro, no piso esa institución hace mil años.

Pienso en voz alta mientras escribo. O por qué pibes de los sectores más populares empiezan carreras muy grandes o la alargan demasiado. O directamente no vuelven más como yo, que le agarra el gustito a la plata cuando empezás a trabajar. 

Entrás como al sistema y seguís con tu arte en el escaso tiempo que te queda libre. Nada eso quería como pensarlo para mí también.

Una canción como la de Travesti sale desde Argentina que tiene Universidad pública y no de una banda chilena como Ases Falsos que tienen Universidad privada con un sistema de voucher. Y los temas solo lo separan 4 años de diferencia. 

¿El arte nos hace más libres y autodidactas y mejores sin el financiamiento del estado? un poco lo que dijo ayer acá Lucrecia Martel. Es decir, ¿la libertad de mercado nos hace más outsaiders y creativos? ¿Nos saca de la comodidad de recibir plata por lo que nos gusta hacer de corazón? ¿No será que el financiamiento económico del estado nos achancha en materia artística? ¿El No estudies de Travesti nos vuelve más diletantes o nos tira al campito fusilador del under? 

Yo creo que miti y miti. Es lo mejor el equilibrio. No sé si me gustaría ganar plata haciendo lo que me gusta. Me da como que perdería algo. Que el libre mercado me cooptaría y perdería lo mejor. La historia de siempre. La del protagonista de la película El ciudadano ilustre. 

(Anexo Cap emocional de The Xiles porque sí)

Es domingo y acabo de mirar el capítulo 18 de la temporada 9 de The Xiles. Quedé un poco flasheado así que para que no se vayan las ideas de la cabeza, me levanto de la cama y me muevo hasta el escritorio donde escribo.

El episodio se llama Días de sol. En resumidas cuentas empiezan a sucederse un par de asesinatos alrededor de una casa de un tal Martin Oliver. Lo cual lo transforma en una expediente secreto X. 

No voy a comentar todo lo que ocurre a lo largo de los 45 min que dura el capítulo. Pero sí quiero detenerme un poco en la especie de enseñanza o moraleja que me dejó adentro. 

Martín Oliver es una persona solitaria. Que vive en una casa enorme. Tiene poderes de telequinesis o psicoquinesis en resumidas cuentas puede mover objetos físicos con su mente. Como hacer volar a una persona por el aire traspasando un duro techo de zinc. 

Como siempre esta solo le produce irritación que la gente se le acerque y lo moleste. Solo pudo entablar una relación muy afectiva con un psicólogo que lo acompañó durante su infancia y luego de un día para otro lo abandonó. Fue cuando Martin empezó a crear un mundo feliz con su mente para olvidarse de esa pérdida fundamental en su vida. 

Puede recrear toda el interior de su casa con los mismos muebles de utilería de una serie que lo hacía feliz mirar en su infancia. El caso es que a la serie no la veía solo, sino en compañía de su psicólogo. Esto es lo que descubre el agente Dogget para tratar de resolver el caso. Los poderes de Martin lo van debilitando físicamente. El agente Dogget lo explica así:

“En resumidas A, Oliver morirá si continúa usando su poder, B sus poderes se van desvaneciendo cuando es feliz. Y C usted es el padre (el psicólogo) que nunca tuvo y él lo ama. A con B con C”

En ese momento es que tuve que poner stop y parar la serie y repetir muchas veces ese pequeño diálogo. Que me tocó, digamos, las fibras más íntimas un domingo corte siete de la tarde. 

Muchas veces también pensé, al igual que Martín, que para estar bien tenía que evadirme y crear un mundo paralelo con la mente. Estar solo, que todos se vayan, que nadie me moleste. Grave error, desgastante e inutilidad de espíritu derrochado. O que la felicidad a veces da miedo y asusta. Que en algún momento se corta. Se esfuma o se va. Son más los momentos difíciles o incómodos en la vida que los felices y más en está argentina llegando fisura al mes más caótico, diciembre.

Mientras escribo suena una alarma de esas que solo parecen activarse los domingos cuando sus dueños no están en la casa. Así que para aplacar el ruido pongo más ruido arriba escuchando esta canción que me recomendó el Turco que escuchara.

A pesar de que sea domingo a la tarde, a pesar de que esa alarma no la venga a apagar nadie, a pesar del Diciembre que se nos viene encima, a pesar de encontrarnos solos, a pesar de que las cosas no salgan como queremos, a pesar de las injusticias, a pesar de no entender un poco lo que sucede, a pesar de todo eso. No nos queda otra, al igual que Martin, que tratar de ser un poco más felices para sobrevivir en este mundo.

Es lo que me quedé pensando después de este tremendo Cap de The Xiles. 

Creo que hasta acá estuvo bien 

nos vimos el próximo miércoles.