El pueblo de Colonia Ensayo está en las elevadas cuchillas sojeras del sur de Paraná, una zona solitaria que otros habitantes de la ciudad capital llaman «allá». A unos pocos kilómetros de la frontera de Santa Fe, el campo, con sus nítidos cielos azules y su aire ya no tan puro por los incendios de los humedales, tiene una atmósfera que se parece más a las lejanas colinas de Victoria que al cercano Volcadero. El acento local tiene un aroma de praderas, un dejo nasal de alemanes del volga, y los hombres, muchos de ellos, llevan pantalones Ombú. La tierra es curva y las vistas igual son enormemente grandes; casaquintas, piletas, racimos de blancos silos que se alzan con tanta gracia como templos griegos son visibles mucho antes de que el viajero llegue hasta ellos. Colonia Ensayo también es visible desde lejos. No es que haya mucho que ver allí… es simplemente un conjunto de loteos y un polideportivo donde funciona la junta de gobierno, divididos en el centro por la ruta 11, una aldea azarosa limitada al oeste por un trozo del río Paraná y más al sur por Aldea Brasilera. Después de las lluvias, las calles sin nombre, sin árboles, sin pavimento, pasan del exceso de polvo al exceso de barro. En un extremo del pueblo se levanta el Hospital Dr. Enrique Fidanza, inaugurado el 14 de marzo de 1948 para aislar y dar asistencia a los enfermos de lepra. Cerca hay distintos parajes de pescadores (La Jaula, La Virgen, Pueblo Alvear), el balneario San Martín y La Juanita, un barrio privado con casas de dos plantas que se apropió de la playa. Pero la mayor parte de las casas de Colonia Ensayo son de una sola planta, con una galería en el frente y un patio largo atrás. Cerca del bar de parroquianos El Colonial una mujer espera el colectivo El Indio que une en frecuencias de media hora el departamento Diamante con el de Paraná. La garita está pintada de blanco desconchado. El Codta y el Expreso Diamante también pasan por allí todos los días pero a veces no se detienen porque van muy llenos. En la curva hay una estación de servicio YPF que además es una poco surtida tienda de comestibles que también funciona como café, donde sus empleados sirven medialunas, café y bebidas sin alcohol. Y, en realidad, eso es todo. A menos que se considere, como es debido, la escuela de Colonia Ensayo, un edificio tradicional de escuelita de campo que revela un detalle que la apariencia de la comunidad, por otro lado, esconde: que los padres que envían a sus hijos allí son, en general, gente próspera. Peones de campo en su mayoría, proceden de orígenes muy diferentes: alemanes, españoles, italianos, criollos. Crían animales, plantan soja. La labranza es siempre un trabajo arriesgado pero en la zona los labradores se consideran «jugadores natos», ya que cuentan con lluvias muy escasas (consecuencia del desmonte). Sin embargo, en los últimos años han logrado buenas ganancias y la prosperidad se refleja en las nuevas camionetas Toyota Hilux. Hasta la siesta de un sábado de febrero de 2023, pocos entrerrianos -en realidad pocos habitantes de Paraná- habían oído hablar de Colonia Ensayo. Como la corriente del río, como los camiones brasileros que bajaban por la ruta 11, el drama, los acontecimientos excepcionales nunca se habían detenido allí. Los habitantes del pueblo –unos mil- estaban satisfechos de que así fuera, contentos de existir de forma ordinaria… trabajar, comer un asado, ver El Once, ir a los actos de la escuela, al Munich, a los shows de Maravillas Alemanas y a las reuniones del club San José. Pero entonces, en las primeras horas de la tarde de ese febrero, una camioneta negra interfirió con el silencio normal de Colonia Ensayo… con la huidiza actitud de los cuises, el soplido de la broza arrastrada por el viento, los quejidos lejanos de los autos. En ese momento, ni un alma los oyó en el pueblo dormido… cinco disparos que terminaron con una vida humana. Pero después, la gente del pueblo, hasta entonces suficientemente confiada como para no echar llave por la noche, descubrió que su imaginación lo recreaba una y otra vez… esas silenciadas explosiones que encendieron hogueras de desconfianza, a cuyo resplandor muchos viejos vecinos se miraron extrañamente, como si no se conocieran.
*Rescritura del principio de A sangre fría, de Truman Capote, después del asesinato de Gustavo Petaco Barrientos, el mayor barrabrava de Entre Ríos, ocurrido en el loteo Los Cardales de Colonia Ensayo en febrero del 2023