S01E16
Hola, ¿cómo va? ¿todo mal no? Nos sentimos todos un poco tristes y angustiados. Y sí, Milei sacó un alto porcentaje de votos en las elecciones primarias. No quiero caer en la termeada progre de criticar al soberano que lo votó. No sé cómo escribir, no tengo fuerzas. Sólo quiero salir y escuchar o leer y analizar para tratar de entender. Leí esta nota de Natanson y me llegó al corazón. La sociedad ya no explota para afuera con saqueos y marchas, al menos no de manera tan masiva como en 2001. La gente es kamikaze de una forma más atómica, minúscula y particular.
En la nota, José habla del reciente crecimiento de consumo de clonazepam, de separaciones amorosas, de individualismos varios, de una nueva forma, un poco más sectaria, de las personas a la hora de conseguir su trabajo. Porque la vieja forma ya fue. Los celulares nos destruyeron. Nos atomizaron. No sé si sirve de algo salir como antes a militar un voto, si la gente está en línea todo el tiempo siendo bombardeada con anuncios de propuestas.
Más allá de que Milei comenzó como un panelista en un medio de comunicación tradicional como la tele, su enorme crecimiento y construcción presenta la particularidad visceral de lo que los streamers definen como una comunidad. ¿Qué loco no? Ya hasta parecería que no hay una sociedad sino muchas comunidades dando vueltas en el universo de las redes sociales. Y por lo que entiendo, los seguidores de la comunidad son muy fanáticos y quieren que al líder le vaya bien.
Y resultaría que no estamos viendo este nuevo mundo que se está formando ahí desde la sangre del litio, que se organiza gracias a la estructura tecnológica de los celus. De lo pegados que estamos todos con el celu. Esa máquina a la cual le pusimos el lenguaje metaforizado de un órgano como si fuera humano. Y hacemos todo a través de él. Compramos, vendemos, hablamos, nos reunimos con amigos, amamos, nos entretenemos, jugamos, apostamos, leemos. Lo vemos más que a la persona que más nos gusta.
Y Milei entra por ahí y creó una comunidad que lo venera y lo sigue con pasión y fanatismo. Y ya no sé si son solo los jóvenes, también están los viejos que votan a Milei y que capaz lo conocieron por WhatsApp o Tik Tok o Facebook. Y escucharon sus propuestas, y no estoy hablando de las de la venta de órganos y la pérdida de todos los derechos de salud, educación y cultura. Esas que sólo vemos los progres, porque nuestros instagrams o nuestras redes están llenas de gente con la que compartimos los mismo gustos. Lo mismo pasa con ese 30% que lo votó y que quiere el cambio y que está harta de la casta política.
El problema está en que después salimos a la calle y pensamos que todos piensan como nosotros y compartimos nuestra vida con personas que piensan como nosotros y está bien que sea así, es normal que suceda. Pero en la gran cena de navidad que son las elecciones se juntan todos y todos son todos. Y el pueblo vota y elige y ojalá haya fuerzas y tiempo para cambiar la voluntad de un pueblo cansado y principalmente empobrecido.
La economía es lo que sostiene a las personas aunque nos queramos hacer los románticos y la gente sufre la inflación día a día, minuto a minuto. Y ya no quiere más eso. Y capaz se agarra de esa esperanza ficticia y falsa que promete Milei. Y por eso lo vota.
Yo le tengo miedo a ese loco de Milei. Es una persona triste que no puede reír y que en sus ojos se le nota el odio, esas ganas de romper todo en vez de construir. La gente quizás también se identifica con eso. En el mundo está de moda la ultraderecha, es lo que se dice y lo que pasa, y porqué eso no debería llegar a la Argentina. Pero decir esto también nos desliga de no hacernos cargos de que ese monstruo salió de esta sociedad, que en su DNI figura que es argentino. Y quizás también nosotros tenemos un poco de ese odio, no sé, me lo pregunto a mí mismo.
Tenemos que tratar de dejar un poco de odiar y de estar tristes y angustiados. Porque ahí es donde perdemos. De ese odio se agarra y se alimenta ese energúmeno. Ahí caemos en las puertas de las iglesias o acercamos la boca a los picos de las botellas con alcohol. Ya lo estoy odiando yo también. Pero bueno, es imposible no irritarse ante un personaje de ese calibre.
Yo sé que la inflación y la marencoche. Yo sé de la casta política. ¿Pero en qué sector no hay casta en la sociedad?¿en la Universidad no hay casta? ¿en el arte no hay casta? ¿En las empresas no hay casta? Es un concepto medio estúpido pensar en eso de la casta.
Después, otra cosa que no entiendo. Lo de prender fuego el Banco Central. ¿Se pusieron a pensar lo ridículo de eso? ¿La gente del campo (los oligarcas), cómo van a hacer la diferencia que hacen y con la que se enriquecen sin un Banco Central? ¿Las provincias y las tarjetas de créditos y las promociones de las billeteras de los bancos provinciales, cómo se sostendrían sin la regulación de un Banco Central? Yo no sé de términos económicos profundos pero sería un caos una sociedad sin un Banco Central.
¿Qué es eso de que todo lo regule el mercado y la libertad?, es una payasada. Vamos a terminar todos en la lona, re tirados si este demente gana. Además de que son mentiras irrealizables. Los grandes poderes de la sombra, de la negritud de la única casta que existe en este país no lo van a dejar hacer nada a este títere. Esas mil familias patricias que mandan todo en la Argentina.
¿Se dieron cuenta de lo que cuesta salir de la dolarización? Un país como Ecuador todavía no puede tener su moneda única y soberana. Encima en un mundo donde el dólar ya no es la moneda más fuerte como en años pasados. Nosotros queremos dolarizar. Dejame de joder. Somos el país más estúpido de todos y con Messi adentro. Dale Messi, jugatela por política una vez, como el Diegote. Sos nuestra única esperanza.
Ojalá que la libertad no avance más. Porque como dijo Spinoza, “La libertad es la ignorancia de conocer los medios que nos impulsan a obrar”.
Hasta el próximo miércoles.