Sousou no Frieren. Una reseña de animé.

Si hay algo previo al lenguaje es la infancia. Punto nodal de la verdadera experiencia, grapa, stapple. La experiencia no estaría en otro lugar, más que en el futuro anterior. Todo lo que se ilumina y danza con el mismo ritmo de lo infantil, deja marca, aunque nos sorprenda por olvido. La épica estaría en ese reino. Si se termina la épica, se ha levantado la púa de ese disco: no ha quedado ni la estática. Lo real o lo doblemente real, cómo la enfermedad de una princesa, tiene ropajes de lullaby o de bruja mala o de sayajin o armadura dorada Aioria o de katana o. Después del fin, del fin de la infancia entonces: ¿qué queda? ¿qué es todo esto? ¿qué clase de viaje es este?

Miro Sousou no Frieren y lo escribo en clave mía. Un animé, que como todo buen animé, me lo recomienda mi amigo el Dami. No lo miro al toque, espero y veo, como futuro anterior, esa noticia que dice: Sousou no Frieren baja del primer puesto de la lista de Myanimelist.com a Full Metal Alchemist Broterhood, animé que marcó una época y que estuvo sentado en ese trono durante años. Más de una década. Soplan otros vientos, vientos de cambio.

Sousou no Frieren comienza por el final. Un viaje se terminó y hay que ver qué hacer ahora. Como en Samuray X, donde nuestro héroe es alguien que, después de la guerra, se vuelve un don nadie: no hay necesidad de soldados en la era de la paz. Pura inocencia. La metáfora es circular: todo fin de viaje marca el comienzo de uno nuevo. No hay fuera de viaje. En fin, un grupo de héroes derrota al rey demonio, cada uno sigue haciendo su vida, Frieren, nuestra protagonista, es una elfa inmortal. ¿Qué hacer ahora con tanto tiempo? Sin corte los inmortales borgeanos, la elfa recorre el mundo juntando magia que, es una alegría, está escrita en infinitos grimorios.

Pocos animés se pueden contar por teléfono. Este no es una excepción. Frieren elfa emprende un nuevo viaje tras la muerte del héroe humano. Un funeral en un primer capítulo. De ahí la conversación, capítulos partidos en dos para que el tiempo, protagonista silencioso, haga lo suyo hasta en quienes miramos expectantes. Una discípula, un guerrero, un nuevo grupo de héroes, el camino: objetivo, vencer la muerte, ver las almas de los amigos caídos que esperan en un lugar que se llama, justamente Ende.

Hay otra frazada de sentido: Himmel, Heiter, Eisen, Fern, Stark, Einsam, Äußer, Denken, Lernen, Flamme. Alemanische nombren. Excelente jugada que no se puede hacer más lenta. Transformar palabras occidentales en kanjis. El nombre en concepto: así el nivel de sentido. Pound estaría orgulloso.

Cambiar el lengüaje, como quien hace arder una espada. Recuperar infancia. La época es una maquinaria inútil, y compleja, que aleja de mi tiempo y animé. Cuando reencuentro tiempo y animé, el ruido de época pone en evidencia su irrealidad. En el psicoanálisis trato de encontrar algo de estos tocos de tiempo: antes para mí, ahora para mis pacientes.

Soplan vientos de tiempo. Jesús me escribe “qué final de temporada metió Frieren”. Es verdad. Ese último capítulo trae esta escritura. Me lo imagino a mi hermano aplaudiendo mientras se ríe de los chistes básicos al estilo japones que también los hay a montones en Sousou no Frieren. Quienes miramos animé compartimos ese código de humor. Un gusto adquirido. Nos reímos de cosas infantiles. Una grapa metálica.

Si hay algo previo al lenguaje es la infancia. Brilla, al final de un viaje.