La vida de cada persona parece estar acompañada por una banda de sonido particular, una banda que significa mucho en nuestro día a día y que sus canciones adquieren cierto significado en diversos contextos. Algunos, como yo, tienen melodías y letras que parecen marcar el ritmo de cada momento importante. Para mí, esa banda de sonido es Public Image Limited, con su música ecléctica que encaja perfectamente con mis experiencias y emociones. Para otros, como mi pareja, la vida tiene un tono más grunge, más visceral, y su banda de sonido es Nirvana, cuyas canciones se entrelazan con sus momentos y experiencias particulares.
Y continuando con esto de una banda en particular, Matías Martínez escucha a diario a Luis Alberto Spinetta, la Chana a Charly García, Maxi Sanguinetti a Manu Chao, José Genolet a Los Natas,Zolo a The Cure, Ariel Rodríguez a Bjork, Marcelo del Do a Primus, Luciano a The Smiths y la lista sigue y sigue.
David Byrne, el ex líder de Talking Heads. En su libro “How Music Works”, discute cómo las listas de reproducción pueden representar la identidad y las emociones de una persona, destacando su papel en la curaduría de la música que cada uno elige.
También Nick Cave (The Birthday Party, The Bad Seeds) ha hablado sobre cómo las playlists pueden contar historias. Al seleccionar canciones que se conectan emocionalmente, se puede crear una narrativa que represente experiencias personales o emocionales.
Ahora bien, después de haber mencionado este par de ejemplos y de tan gigantescos músicos ¿Qué pasa con aquellos que pueden sentirse abrumados por la necesidad de seleccionar canciones y prefieren disfrutar de la música sin expectativas?
Es cuestión de observar que hay quienes van saltando de canción en canción, atrapados por lo que esté de moda en el momento o no. Son aquellos que disfrutan de cualquier melodía, pero sin detenerse mucho tiempo en ninguna. Escuchan una canción, la disfrutan, y cuando pasa su popularidad, la descartan y siguen con la siguiente tendencia. Para ellos, la música es más un telón de fondo que una pieza clave de su identidad.
En mi laburo, la música que escucha la gran mayoría está influenciada por el entorno social, por las tendencias o los programas de televisión lo cual no implica una falta de apreciación sino una evidente indefinición en el gusto musical más allá de las etiquetas o rótulos.
Una vez, a mi viejo le sintonice su radio y le puse música de Los Príncipes porque siempre sintonizaba esa estación (LT14) y a diario sonaba ese tipo de música. Le pregunte si le gustaba y, para mi sorpresa me respondió que no, que el sintonizaba esa radio y escuchaba esa música porque era lo que había y lo que estaba esperando era el momento de las noticias necrológicas para saber quién se había muerto. Si un conocido de él se había muerto.
Este contraste revela cómo la música, que para algunos es casi una declaración personal, para otros es solo un acompañamiento casual de sus vidas y que podemos coincidir o no, pero la música está alrededor. Con significados diversos, desde luego…