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Un formulario con nombres de poetas importantes

Hace poco llené un formulario que, al inscribirnos, consultaba: ¿Creés que hay algunos poetas más importantes que otros? Me hizo acordar mucho al acertijo sobre la eminencia*.

“Importantes”… ¿Vos me estás preguntando si hay poetas que, diríamos, nos representan por su dignidad, por sus cualidades, porque son convenientes, porque son interesantes, o porque son consecuentes con lo que hacen? Por supuesto, en calidad de lectora inexperta puedo contestar. Pero primero les quiero hablar y después, en voz alta, recitar.

1. Sos importante por tu dignidad. Escribís sólo dos poemas a lo largo de tu vida. Uno, “Memoria” (1944), después de que los nazis capturan a tu marido, lo torturan y lo matan en la cárcel. Otro, “No podemos saberlo” (1965), al final de tu carrera, cuando te has consagrado como la más inolvidable novelista italiana. Y de repente, la comunidad bloguera advierte que hay un tercer poema escrito en ese confinamiento que viviste junto a tu marido y tus hijos chiquitos, antes de que se lo llevaran.

Estaciones

Quien ha olvidado el invierno
no merece la primavera,
quien ha olvidado el campo
no debe caminar por la ciudad.
La chica salía sola
y amaba caminar en silencio:
como no usaba sombrero,
no agradaba a la gente.
Sus hombros curvos y flacos
decían: no quiero a nadie;
yo sólo quiero
caminar por la ciudad.
Quien no reconoce el rostro
de la pasión no debe
no debe existir en el mundo.
La chica que fumaba, tendida
en el sofá, que callaba sola,
no necesita olvidarla:
si ha terminado su tiempo,
su cuerpo ha dado hijos,
como lo hace una mujer.
Quien ha visto el cielo en el ocaso,
no debe olvidar la mañana,
porque la vida que nos es dada
es ésta: morir y nacer,
nacer y morir, cada día.
La chica que salía en silencio
no está más, pero quizá sus hijos,
nacidos de su cuerpo, un día
querrán salir solos,
en silencio, a desafiar a la gente.

(1941)

Este poema es de Natalia Ginzburg (Palermo, 1916 – Roma, 1991) y la versión es de Jorge Aulicino.

2. Sos importante porque sos conveniente. Sos argentina y tradujiste a Yeats y a Rexroth, de forma muy audaz, para el segundo número de una revista que fundaste en Buenos Aires con tus amigos poetas, la “18 Whiskys”. Dijiste -literal- amigos, porque eran todos varones. En la tapa había una foto de William Carlos Williams con el verso “No ideas salvo en las cosas”. Para vos, el poema está en la vida diaria.

Esta mañana

Una niebla casi sólida gira
alrededor de la casa.
Se pega al vidrio como bestia ciega
después decide dar la vuelta
y acecha desde la reja del balcón.
El cielo que vaciaba vuelve a su celeste.
Y también las palabras andan a empujones.
Por etimología, por contexto
porque connotan a lo loco.
Al rato también esto pasa.
El cielo que vaciaban vuelve a su color. 

Este poema es de Laura Wittner (Buenos Aires, 1967) y está incluido en Lugares donde una no está (Poemas 1996-2016) editado por Gog & Magog.

3. Sos importante porque sos interesante. Escribiste en un poema que has decepcionado muchas veces a tu madre y seguirás haciéndolo (algunos lo han pegado en la heladera). Titulaste otro poema con puros signos de puntuación para divertirte cuando lo pronunciemos. Para nuestra generación, tu poética genera destellos luminosos con efectos de fascinación. ¿Consuelan o inquietan? ¿Es biopic o el objeto? Como una linterna entre los pastizales o murmullos en el arroyo o gorjeos río arriba, tu trabajo consciente con el verso genera una amplia conversación estética y sensible alrededor del ritmo, el canto, el silencio, la contemplación y la producción literaria de tus contemporáneos. Porque activa sensaciones cercanas como el andar ambulante por distintas ciudades o impulsa perderse en la bruma oscura del deseo, la fiesta o la confusión.

Los átomos de la luz

Queda algo por decir sobre la infancia
además de lo que venimos
y seguimos diciendo.
La casa donde crecimos es ahora de otros.
Flota extraña la ventana
en lo que era la pieza de mis padres.
Es cierto. Desconozco
las malas noticias, los buenos ratos,
los proyectos que habrán nacido en esos
metros cuadrados desde que nos fuimos.
Pero sé con seguridad cómo
a la mañana se infiltra por la ventana
un halo de energía a partir de la vivienda,
como plantas que crecen
en las hendijas de los edificios:
una prolija franja de luz
aterriza sobre la alfombra.
De chica, sentada en el lado fresco,
la observaba revelar partículas
de polvo u otra cosa, suspendidas
en el aire, que bajaban lento
en diagonales diversas.
Desde la vereda de enfrente veo
que le pusieron rejas a la entrada,
usaron una paleta de colores
que yo no hubiese aprobado,
no puedo ir a decirles tampoco
que esos helechos secos colgando
a los costados de la puerta
le dan un aspecto descuidado.
Pero es imposible que ellos
conozcan mejor que yo el momento
en que el sol entra y la fecunda.
Igual que personas que conservan
fotos de sus ex parejas desnudas,
en esa imagen íntima, la casa,
todavía algo me pertenece.

Este poema es de Daiana Henderson (Paraná, 1988) y fue publicado en A través del liso (2013) por Determinado Rumor. El libro además forma parte de Humedal (2014), editado en España por Ediciones Liliputienses. 

4. Sos importante porque sos consecuente con lo que hacés. Tus gestos son generosos, humildes, bellos. Naciste en Montevideo y a los 12 años ya tenías un libro de poemas publicado gracias al empuje que te dio tu papá. Ya casada y con dos nenas chicas, te mudaste con ellas y tu marido Ariel a Tacuarembó. Una madrugada de 1972 los milicos uruguayos entraron a tu casa y se llevaron a Ariel, sospechado de colaborar como médico con Tupamaros. Al poco tiempo, fuiste destituida de tu cargo de profesora en una escuela y no te quedó otra que dar clases de forma particular. Te dedicaste a la filosofía. Tu prosa es poética. Tus poemas son los más recordados entre lectores de este siglo por un libro que reúne nueve libros de poesía en más de 400 páginas. Tus poemas se musicalizaron. Los cantores te referencian. “Otra voz canta”, letra compuesta pensando en una de tus alumnas, fue difundida por el guitarrista y trovador Daniel Viglietti.

Hay días

Hay días en que andamos como heridos
ya como desangrándonos
pero nada es visible; uno a uno
se realizan los ritos cotidianos:
se trabaja, se habla,
se escucha, se responde.
—Sí, no, tal vez. Se dice.
Se pregunta también y la mirada
responde y las palabras
responden… Los circuitos
estímulo-respuesta no han dejado
de funcionar. Funcionan. Pero hay algo
en estos días, roto, no responde.
Un hueco frío, un tajo
silencioso atraviesa silencioso.
Una piedra pesada silenciosa
cae pesadamente
cae.

Este poema es de Circe Maia (Montevideo, 1932) publicado en Cambios, permanencias (1978) en la Editorial Siete poetas hispanoamericanos.

* El acertijo sobre la eminencia te lo cuentan así: “Un padre y un hijo viajan en auto. Tienen un accidente grave, el padre muere y al hijo se lo llevan al hospital porque necesita una compleja operación de emergencia. Llaman a una eminencia médica, pero cuando llega y ve al paciente, dice: ‘No puedo operarlo, es mi hijo’. ¿Cómo se explica esto?”.

Más allá del juego y el cambio en el modo de pensar, ¿qué importancia le damos a las eminencias? Las personas importantes, eminencias, ¿son importantes para mí? ¿Son representativas? De cualquier modo, y en este cambio en el modo de pensar y referenciar, y de usar el lenguaje, me gustaría que cada cual haga su lista mental de Las Importantes, porque darle validación a la voz de las autoras siempre es very dificul en cualquier ambiente colectivo y conectivo. Una respuesta rápida en un formulario nos puede hacer pisar el palito y caer en la ola cultural que menciona a los de siempre. Aquellas autoras que nacieron en tu ciudad y publican en la región, las que mencionan en las juntadas y círculos de lectura, las que cantan tu identidad, tu condición, tu fuerza y tu tiempo no realizan un arte menor. Si por las dudas alguien indica “no es importante que las leas”, con más razón convenga leerlas. Mientras tanto, rezo para que en nuestro idioma el plural se vuelva femenino.