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¿Seré padre alguna vez? Me despierto pensando en eso y me pongo a escribir.
¿Qué es la paternidad? Desde chico me di cuenta que no venía de una familia pudiente. Entonces pensaba que tener un hijo cuando sea grande no sé si iba a sumar a salir de esa situación. Una vez el padre de un amigo que es contador me dijo que un hijo salía un millón de dólares. Que lo había calculado ¿Vos podés generar con un trabajo un millón de dólares, juliancho?
¿Pero todo es dinero? ¿La canción de Calamaro al final tiene razón?¿Resulta más placentero llevar una vida despreocupada pero aburrida?¿Todas las decisiones de una vida la determinan lo económico?¿Si los sentimientos se dejan de lado y se prioriza solo no ser pobres?¿Significa que triunfó el individualismo de derecha?¿El individualismo es una característica solamente atribuida a la derecha?¿Qué es el amor propio?¿Qué quiere decir?
Cuando me enamoré de ELLA pasados los veinte años el pacto fue claro: no íbamos a formar ninguna familia y se cumplió. Yo quería ser poeta y escribir, BELLA quería ser psicóloga y ayudar desde ahí a que la gente soporte la locura. Los dos cumplimos el objetivo. Pero el amor se terminó después de quince años para volverse eterno.
No había un plan en conjunto más allá de esos deseos individuales. Realmente la amé y ELLABELLA también a mí. Pero desde el principio de la relación yo escribía poemas con versos como “ya no somos niños ni queremos serlo/ no tengamos hijos pero por lo menos/ que haya algo con vida entre nosotros” que no hacían más que reafirmar esa situación. Imagínate ser grande después y leer eso. No daba.
La relación fue hermosa pero sin hijos, un amigo me dijo una vez, si no hay un proyecto en conjunto se termina. Pero a la vez de eso pienso que existen miles de parejas separadas. Hijos que tienen dos casas. El proyecto de ese lazo en conjunto y para siempre tampoco parecería funcionar. Nadie tiene razón. Y las cosas pasan porque pasan.
Hay algo que es verdad. El amor no es para siempre, el dinero parecería que sí. O lo económico parecería determinar más, al contrario de esa linda canción del año 1993. El dinero es más fuerte.
El dinero es básicamente más necesario aunque sea tangible y eso lo vuelve efímero. En cambio con el amor pasa algo distinto. A veces se deja tanto de lado que se vuelve determinante y decisivo. Aunque sea tan invisible como un fantasma, cuando nos falta, se siente tanto casi como tener hambre.
¿No será que es más lindo el amor aunque al final se pierda?¿Total dinero siempre va a haber? Porque al final lo económico es un lazo más fuerte, más hereditario en algunos casos. Lo económico depende de una cuestión más social, en cambio el amor parece ser algo más egoísta ¿Qué loco no?
¿Hablar de sentimientos solo sirve artísticamente?¿Cuándo las papas queman la sociedad se refugia en un individualismo monetario? No puedo hacerme más preguntas. Nunca quiero llegar a una conclusión. Lo que nos hizo verdaderamente humanos es la duda.
Hay frases que me gusta más decir que van en contramano de lo que pienso. Creer demasiado en el lenguaje a veces es mentirse. Que decir no es hacer. También entiendo que la satisfacción que nos puede dar tener dinero no es la misma que ser correspondido en el amor. Aunque las sensaciones resulten parecidas. Pero no paro de pensar en la sociedad monetizada en la que vivimos.
La masa no hace la revolución por amor y si la hace por necesidades económicas, o eso es lo que históricamente se creyó 🤷🏾. O lo económico se mezcla con el amor. Algo así. La idea peronista empática y necesaria sobre la cuestión de llegar a fin de mes. No ser desamorado frente al vecino que no llega a lograrlo.
¿Por qué no explota todo? Nos preguntamos en la sobremesa del guiso del domingo en calle Spinetta. Para mí porque todavía queda plata. Todos tenemos un terror ideológico a qué el reggae, digo RIGI, funcione. TIENE QUE CAER. ESTO NO PUEDE SEGUIR ASÍ.
¿Preferimos el amor al dinero? Otra vez vuelvo con lo mismo. Pesado y repetitivo.
¿Seré padre alguna vez?
Nunca sé cómo acercarme a los niños. Nunca sé qué decirles. No lo aprendí. Mis amigos siempre me dicen que sería un buen padre, pero no sé qué onda. Soy demasiado egoísta y competitivo y a veces, por no decir siempre, demandante, aunque sé también que es porque cuando lo doy, lo doy todo de verdad, real.
El hecho de no haber tenido hermanos no sumó para nada. Soy solo. Solo contra el mundo. No sé compartir aunque soy generoso. Pero me gusta estar solo aunque esté acompañado, no sé si se entiende. Es lo mío, así soy.
Una vez le pregunté a unos amigos en un asado qué les pasaba cuando se transforman en padres. Y ellos me dieron esa famosa respuesta “se te va el miedo a la muerte”. Increíble.
Mi viejo vivía trabajando, de él aprendí eso. Que al trabajo nunca se falta. Desde muy peque aprendí ese grado de responsabilidad. Nunca vi a mi viejo sin trabajo o desocupado en la casa dando vueltas al pedo. Eso lo aprendí de chico. La que estaba en casa era mi vieja. Entonces la idea de ser padre para mí queda muy pegada a esa responsabilidad extrema de tener trabajo permanentemente. Y por eso no sé si me animaría a dar un tremendo giro paradigmático en mí vida.
Eso me aterra. Yo no tengo a nadie bajo mi responsabilidad. Solo tengo deudas. Si me quedo sin laburo, de última dejaré colgada a la Visa. La protagonista de la novela Argentina del momento: la Visarrap.
Si me muero de hambre me muero yo, no pasa nada. A mí el trabajo me aburre y no sé hacer nada. Lo que me gusta es la sociabilidad con mis compañeros, no siempre obvio, un líder tiene que estar solo. Tratar de pasarla lo mejor que se pueda. Pero de ahí a tener que trabajar toda la vida, no se sí da. Ojalá saque el Quini alguna vez. Lo económico prevalece. Capaz que es más fuerte.
No se puede vivir del amor aunque cada vez que paso por el teatro veo esa frase escrita con fibrón sobre la pared “estoy viviendo del amor” y no paro de flashearla. Me pongo a pensar quién la escribió. Un poeta. Mientras exista el amor, va a ver poesía. Me quedo tranquilo entonces. Tengo laburo. A alguna movida me van a seguir invitando, piola vago.

Una vez otro amigo escritor me contó que cuando se enteró que iba a ser padre, se puso a escribir como un loco, pensando que la paternidad le quitaría ese tiempo. Después no pasó nada y siguió editando libros y teniendo hijos.
Tener un hijo implicaría una responsabilidad extra y sumaría una preocupación más a mi vida. Que no tiene ninguna en realidad, pero me gusta que no la tenga. Pero a quién le quiero mentir si mientras más crezco, más me pesa la sentencia del Indio en Luzbelito y las sirenas “La vida sin problemas es matar el tiempo a la bobo“.
Necesito demasiado tiempo para no hacer nada y así poder escribir. Mientras no estoy trabajando necesito depositar tiempo perdido para poder imaginar mundos. El tiempo perdido es mi ganancia. Y ser padre quizás desvalorice parte de esos ahorros ociosos de tiempo libre. O capaz que no y me vuelve el toro de los no creativos, el verdadero artista. Uno nunca sabe lo que va a pasar. El destino es un gil de mierda, ya lo dijo Don Osvaldo Lamborghini.
¿Tiempo ocioso para hacer arte para las clases pudientes contra ser padre productivo como responsabilidad civil necesaria para sumar a la gobernación de un país? Pienso en la frase de Alberdi, que no fue padre, GOBERNAR ES POBLAR ¿Argentina necesita más gente?¿No nos va bien como país porque no tenemos una gran densidad poblacional? ¿No seremos grandes industrialmente justamente por eso?
Perón no fue padre para ser el padre de todos. Una enorme responsabilidad. Mientras que Urquiza tuvo más de cien hijos e igualmente fue un prohombre del siglo XIX. Los dos la re vivieron.
Algo me quedó claro, no hay respuestas para tantas de mis preguntas. Mejor seguir viviendo.
Creo que hasta acá estuvo bien
nos vimos el próximo miércoles.