¿Creo en la deuda porque el neoliberalismo me hizo así?

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Leo en el Mundo de ayer de Stefan Zweig “Mi padre no se permitió el lujo de pasar un mes, en Niza de vacaciones con mi madre, hasta llegar a los 50 años. En definitiva, pertenecía inalterable la postura de la riqueza poseyéndola y no haciendo ostentación de ella”.

El libro comienza como llorisqueando, de hecho parece que hasta se ponen húmedas las hojas, sobre el anhelo de un mundo mejor, el antiguo. El libro me encanta de todos modos y lo leo con pasión, pero no me gusta esa idea de que todo pasado fue mejor.

El padre de Stefan era un judío empresarial que arranca de cero y hace una fortuna considerable para la época, últimas décadas del siglo XIX, como intermediario de ventas en el mercado textil. Comienza así y después monta una fábrica comprando un depósito y máquinas. 

No me quiero detener mucho en la historia del padre del famoso escritor alemán. Sino que mientras me sumerjo en la lectura, levanto la cabeza y miro el mundo y cómo es la vida ahora después de muchos años. 

Como toda persona de esta época dudo, entro a dudar. Los empresarios de antes, o al menos una parte, disfrutaban de la tranquilidad que te puede dar la solvencia y no el derroche y la ostentación. Pero la fiabilidad de esa seguridad que te da sentarte sobre tu propio capital ¿No es un poco individualista? ¿El ahorro no es un poco injusto para la convivencia dentro de una sociedad que se construye y se constituye de manera colectiva?

Nunca tuve dinero. No vengo de una familia como la de Stefan, obvio. No amarroco y tengo la filosofía de que el dinero es un enorme pasamanos. Mientras más lo pasas, más te vuelve. Es una idea mía igual. No lo intenten en sus economías lugareñas. Debe ser porque de chico no nací en una familia que cuidaba el dinero, crecí con un padre endeudado. Cuando murió dejó a un par de comercio colgados, pero como bien decía Néstor, los muertos no pagan.

No podemos comparar el poder económico de países industriales de occidente con países del submundo como Argentina. Aunque también es cierto que el mundo está más parejo que nunca y hay tirados en todos lados. Salvo quizás China, Japón y algún que otro país frío y nórdico.

Un dato me alarmó que escuché hace poco. Cuando termina la dictadura y arranca el gobierno de Alfonsín, el 10 % más rico de la Argentina era 13 veces más acaudalado que el 10% más pobre; de ese 13 el pico máximo pasó a un 29 cuando termina la convertibilidad y siguió profundizándose con la Alianza en los 2000. El kirchnerismo logra bajarlo pero solo a 22. Es decir durante los mejores años que recuerda mi generación como la década ganada, comparada a la de mis padres obreros, tuvieron 13 veces más chances que yo a su edad de ahorrar o sacar un préstamo hipotecario, comprar terreno y una casita. Para que se entienda mejor.

Mis padres con 35 años aprox tuvieron treinta chances más de sacar una hipoteca y comprar terreno y casa, de las que yo tengo a los 42 años. Sumado que el mundo es otro. Los lugares donde están esos terrenos son otros, tienen la falta de servicios básicos, gas, agua, internet, etc. Y el neoliberalismo de una adulto de los 80′ no había penetrado tanto adeenemente como en una persona que vive en el año 2025.

¿Creo en la deuda porque el neoliberalismo me hizo así?

Hoy no se sabe todavía ese número en la desigualdad de la población Argentina. Algunos esperan que no supere los 29. Para resumir Eduardo Costantini es 29 veces más rico que un vecino de Villa Huesito que vive en una toldería, tipo siglo XIX. Los dos tienen el mismo DNI firmando por el ministro del interior dentro de una misma nación. Poniéndolo así ese número es re mentiroso, para mí traspasa los 100 veces más rico.

Y acá quería llegar. Mientras una parte de la sociedad junta el mango como puede o vive del cirujeo, aunque no somos un país donde los mangos abunden tirados en la calle, ni se tira tanta basura que puede servir. Unos pocos pasan lindas tardes en yates de lujos sobre el río Paraná, mientras que la gran mayoría mira tomando mate en reposeras fresquiando abajo de un árbol o se sienta a mirar autos pasar en el acceso de manera absurdamente hermosa y otra partexita, donde ando yo, tira la guita que no tiene (deuda) o quemando una parte del ahorro de un par de meses, yéndose de vacaciones ¿La deuda es futuro?

La economía es como el amor se sostiene a través de la confianza. Pero está la idea de que tanta deuda es burbuja que al menor filo con el aire, mientras se eleva, estalla. 

La fiesta Mileista recién está arrancando ¿Durará diez años como fue la de Menem? Si nos ponemos a pensar que la historia no se repite de la misma manera sino peor y le sumamos la vorágine del mundo actual, daría la sensación de que no. De todas maneras el termómetro será las primarias de este año. 

Si el pueblo a través del voto le dará la confianza a Milei para seguir o si por el contrario le pega un reto sufragar. Yo creo que un poco de cuerda tiene todavía para seguir tirando y le sumo que del otro lado no hay nada como para oponerle y contrarrestar. Pero lo altos índices de desocupación pueden ser una bomba de tiempo para la avanzada libertaria. Para que esa mecha se encienda un espartano deberá comandar y conducir todo ese descontento. Nuclear en el puño cerrado de Perón la música más maravillosa que es la liberación nacional del pueblo argentino.

Por ahora el único que surgió es Jekelme. La figura espartana del presidente de Boca enfrentando a los poderes oscuros del mal de la sociedad. Creo que el peronismo tiene mucho que aprender de la fuerza de este gran hombre. 

El que ordene los melones en el peronismo deberá bajar a la tribuna como lo hizo Juan Román Riquelme y servir de escudo humano defendiendo a la gente, como se lo vio hacer hace unos meses en la cancha de Newell’s en Rosario, frente al avance violento de la policía.

No es casualidad el posteo de X de Ramiro Marra sobre el supuesto despilfarro de Riquelme para comprar jugadores de Boca. Marra tiene menos potrero que un balcón. Es un nene que nunca jugó con un media envuelta a la pelota. Se mete a opinar de Boca porque sabe que Riquelme excede el ámbito del fútbol. Mintiendo además porque el jugador vino libre a jugar al club de sus amores, Boca solo le pagaba el sueldo como a cualquier trabajador. Lo de Marra entonces es batalla cultural.

La política se hace caminando. Puerta por puerta. Román caminó todo el barrio de la Boca en campaña tomando mate con el vecino. Un beso un voto dicen que decía Menem. Ese cara a cara sincero con la gente siempre funcionó en la historia de todos los grandes lideres del mundo. Habrá que empezar a hacer cardio y bajar la zapan progreburguesa. 

Volver a los valores que nos hicieron lo que somos. ¿Por qué la gente ama a Román? Porque toma mate y come asado como ellos. Qué más peronista que esa huella identitaria tan nuestra que nos hace llorar. Milei no tiene eso. Ellos no la tienen. Nunca lo tendrán. Nosotros somos más.

Creo que hasta acá estuvo piola

nos vimos el próximo miércoles.