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Diario de miércoles cada vez me cuesta más escribirte, los temas se me escapan, no sé si está bueno lo que escribo, además qué sería yo sin mi inseguridad ?.
Hoy es martes 20 de Junio, y la semana no fue de las mejores, hoy cumplo 40 años, además.
Querido diario, hay algo que me sale bien y es no tener ningún rumbo. Pero a pesar de todo eso poder seguir igual. Siempre me repito a mí mismo que los pasos de un peregrino son errantes.
Repasemos un poco. En 40 años terminé todo el ciclo lectivo en tiempo y forma. A los diez años fumé mi primer cigarrillo, todavía ando en bici como cuando era chico. Trabajé en un puesto de diarios de mi tía y aprendí ahí el amor por pasar los ojos detenidamente a través de las palabras.
Conocí el río Paraná de muy chico y pesqué en soledad delante del agua. De grande no lo hice más. Fui a la primaria a la vuelta de la secundaria y ahora trabajo en esa misma manzana. Pienso que no me moví mucho ni tampoco me gusta.
Mi papá se fue muy joven, el mismo año (2011) que se fue Ariel, quizás el hermano que nunca tuve. Ariel fue mi amigo y mi hermano en el arduo camino de la poesía.
La poesía apareció en mi pasado, los veinte, al igual que el sexo. Este diario no era de hablar de mí sino de las cosas que veo o pasan en la calle, más que nada en Paraná. Pero muchas veces en Paraná no pasa nada. Y además no soy Roberto Arlt.
Pasé el día de mi cumple con mi mamá, mi mamá que va a votar a Milei. Y aunque trate de convencerla de lo contrario ella está decidida y está bien que lo vote, un poco me cansé de discutir con mi vieja de política. Salto de una cosa a la otra porque no sé escribir de otra forma que no sea esta.
Escribir saltando como cuando eras chico y jugabas al elástico. Y está bien escribir saltando porque también me cansé de buscar la forma. La forma es mamá Milei. Encontrar esas palabras parecidas es lo que más me gusta y si no hay significado, no importa. Porque nada importa sino quizás el parecido entre las palabras.
Hoy cumplo cuarenta y dejo de ser un joven poeta menor de cuarenta. Papá trabajó en Las Cuartetas. Siempre que voy a Buenos Aires voy solo a comer ahí, como que busco entre la porción de muza algún rastro de Papá ahí siendo mozo en los setenta. Para mí eso es como entrar a una iglesia.
Hoy cumplo cuarenta y mi viejo trabajó en Las Cuartetas, qué tiene que ver. Solo palabras que se parecen, y que forman algo o no. Y esas palabras capaz que me forman a mí. Papá trabajó en Las Cuartetas, la pizzería se llama así por un poeta que iba a escribir ahí cuartetas mientras comía, hoy cumplo cuarenta.
Hasta el próximo miércoles.