Una vez hice un viaje. Cargué valijas con, entre otras cosas, algunos libros. La mayoría de un escritor argentino que se llama Hugo Savino: mi obsesión era poder encontrarme con él, a pesar de que mi destino estaba lejos de su lugar. Lo conocí en Madrid, tenía mi pelo por los hombros y todos sus libros, ya que él me regaló los que me faltaban. Finiquitadas las charlas, le dije: Vos todavía sos para mí como un personaje de animé: mitad realidad, mitad ficción.
Una de las palabras que Hugo repite hasta el cansancio en su obra es toco. Palabra que volví a escuchar en Chavela de la boca de Karen Spahn, cuando leía su fanzine Un atlas, editado el año pasado por editorial Camalote. El fragmento decía así: “La veo muchas veces en el toco enorme de fotos que encontré en la casa de mi abuela cuando la empezamos a vaciar. Tengo poca información de ese viaje a Rusia.”
Asi es que Atlas es una final del God of War pero en nuestra ciudad, son dos tapas finitas que encierran dentro textos, ilustraciones y un QR que te manda a un Atlas, el mismo, que es un video. De sus 20 páginas, ocho son imágenes a color: fotos, obras famosas y acuarelas de la autora que tiene apellido de correo no deseado. Por todo esto, el fanzine salía $3000 y lo leí en el momento.
Todo se iba iluminando, mientras tomaba mi vaso de sidra. Raquel Minetti fue diciendo que el fanzine era otro modo de expresión de esa obsesión que tenía Karen por tres personajes misteriosos y atrayentes. Un coleccionista, un pintor japonés y una mujer que llevaba descendientes de alemanes del Volga a Rusia. Mbojeré que mostraba de la realidad, un recorte muy deseante.
El fanzine reune tres categorías, más una más, en las que ando pensado mucho: lo íntimo, lo ficcional y lo eterno; seguido por la forma de lo fragmentario. No es que cada personaje coincidiera con estos atributos, sino que en esas conexiones atlisticas de las que habla la autora, se iban delineando chispas, que eran más chisporroteantes por la forma saltarina que tiene el relato, he ahí lo fragmentario.
• Íntima es una búsqueda, además de épica, cuando va del corazón al mundo, de la abuela olvidadiza a la amiga recordadora.
• Ficcional es la forma en que Karen, ni bien comenzado el fanzine afirma de forma versística: “esas cosas no existen en Paraná”.
• Eternos son los laureles y tres subrayados que corresponden a cada personaje: El Coleccionista: “cuando las palabras no pueden decir, aparecen las imágenes” / Un ruso ancestral: “¿por qué tardaron tanto en venir a vernos?” / La hija del ponja: “Esas brumas las he visto aquí en Japón en las montañas y en los ríos. Son preciosas. Ahora entiendo lo que él vió”.
Puede ser todo esto. Puede ser mi propio atlas que tiene unas conexiones con esta obra. Puede ser lo que dice el fanzine: que conmueve el esfuerzo. Puede ser lo que está antes del esfuerzo. Pueden ser los personajes de animé. Puede ser que viendo cuarenta novedades editoriales al mes uno ya reconoce las perlas. Puede ser un collar de perlas. Puede ser simplemente la pregunta: ¿qué cosas pueden existir en Paraná?