recién ahora puedo contarlo
llegamos a la orilla chacoteando
de pura la edad la gracia
nos íbamos empujando a las carcajadas
el olor nos hizo parar
ahí la vimos
la isla estaba siendo tragada
con angurria más que con hambre
el humo espeso no podía ocultarlo
parecía de otro mundo el incendio
pero no, acá estábamos
congelados por el fuego
mi hermano se hizo pis
la otra lloraba agarrada las manos en rezo
se me hundieron las costillas
vomité en la arena
entonces vino una fuerza
irreconocible, prepotente
me arrastró de las patas a lo hondo
hasta por donde llega mi abuelo
en la nunca me desampares
y ya no pude volver
quedé en la panza del río
pensé me muero todo
alrededor un silencio profundo
chisporroteo de cosas ardidas
vapor caliente que no me dejaba
ver si lo que flotaba eran
basuras, troncos, bichos,
cuerpos
flotaban muertos
la orilla cada vez más borrada
probé nados, respiraciones
plegarias murmuré
no pude volver
desde ese día todo cambió
como sí el río se me hubiese metido adentro
en la panza
en los ojos
en el latido del corazón:
ahora en vez de pum pum
hace glup glup glup
por más que me concentre
y me esfuerce
veo turbio el aire, las personas
el derivar
siento una corriente densa que
me empuja a lo hondo de
los días
mostrándome otro lenguaje
nuevo
subfluvial