Tres poemas de Imanol Hammurabi Rodríguez Mac Lean

1 I

2

3 Charcos

lagunas dormidas con sol

unas cruces

como enormes rebrotes

alarileando por el viento

Nunca pensé que vendría

al fondo del cementerio

dice Graciana

de a pozos se nos mojan

las alpargatas

En el otro alambrado

antes de un monte

un ceibo llorón da sombra

a unas siete cruces

El acordeón

es de aire

o percusión

pregunta Azul

Van creciendo

Mientras avanzamos

nos chasquean en las rodillas

los pastos

levantando la mosquitada

Jesús se rasca la nuca

Es difícil encontrar

nombres en estas

chapitas tan precarias

tan oxidados

sus cacharros

con dengue

a mis hermanos sauceños

dice una placa

El fondo del cementerio

es de los pobres

una pobre

repetición

4 II

5

6 La luz del sol

pasa por un vidrio

despintando

la foto en su reposar

la línea roja

del atado de rodeo

se blanquea

bajo la misma fuerza solar

Las chapitas reflejan

el atardecer

con su quebrar de pigmentos

que le devuelve

a tantas ofrendas

su color

Un casquete dorado

con flecos

y lentejuelas rojas

se ilumina

por una lumbre de espiral

Su brillo

repite al sol en la noche

donde una mano caliente

va sacudiendo el rodeo

hasta dejarlo

más cojo

más vacío

como una envoltura

que es el resto

de un gesto

de amor

7 III

8

9 No entiendo por qué clavan

cuchillos en la tierra

si no están

cortando tormentas

La tumba del Gato Ramón

ya famosa

parece una gran maceta

donde dejan cuchillos clavados

entierran el filo

apuñaleando la tierra

Sus mangos de madera

forman un monte

de troncos salientes

como si fueran

los restos de una picada

los de plástico

por sus colores

un campo de hongos

No sé si fue pactado en vida

o es una ofrenda

correntina

forma poco sutil

de no perder

la fortaleza engaú

frente a la muerte

clavar hierros

en vez de llorar

con la gran excusa

que son los muertos

es querer disimular

el llanto

diciendo que llueve

Una sola vez vi a uno

medio doblado

las espuelas puestas

que sonaban

a chapitas de carnaval

se acercó a Ramón

en el suelo puso su sombrero

persignación de por medio

como trabajándole

clavó despacio

la hoja entera

de su facón

se levantó

con la torpeza de la chupandinga

tropezando con los troncos

se terminó cayendo

entre los hongos

sonaron las chapitas

pero no el carnaval

con el mamado

en el suelo de ese monte

Se rompió toda

la épica engaú

de la escena

si es una pavada

querer andar cortando

con cuchillos

las tormentas